abr
3
Cada año se llevan a cabo más de 2 millones de operaciones en todo el mundo para curar fracturas óseas y otros defectos por traumatismos o enfermedades, lo que convierte al hueso en el segundo tejido más trasplantado, después de la sangre. Para ayudar a mejorar el resultado de estas operaciones, unos científicos han desarrollado un nuevo material para trasplantes procedente originalmente de las espinas de los erizos de mar, el cual sirve para fabricar un andamio de tipo óseo y biodegradable, cuyo uso ya ha sido probado en animales.
Los médicos disponen de varias clases de materiales para reparar los defectos óseos: el material de reemplazo puede proceder del propio cuerpo del paciente, de tejido donado, o consistir en un producto sintético o derivado de otro natural. Todas estas clases de materiales, sin embargo, tienen limitaciones. Por ejemplo, la actual biocerámica que se ha empleado como andamio para la reparación ósea tiende a ser frágil, lo que puede llevar a que se fragmente. Estos trozos pueden después desplazarse hacia un tejido blando adyacente, causando inflamación.
Unos estudios recientes han mostrado que ciertos materiales biológicos, como las espinas de erizos de mar, son prometedores para andamios óseos debido a su porosidad y resistencia. El equipo de Xing Zhang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China en Hefei, se propuso examinar esta idea con mayor detalle.
Valiéndose de una reacción hidrotérmica, los investigadores convirtieron las citadas espinas de erizo de mar en andamios biodegradables, manteniendo al mismo tiempo su estructura porosa e interconectada original. A diferencia de las biocerámicas frágiles, los andamios hechos a partir de estas espinas pueden ser cortados y perforados para adoptar una forma y tamaño específicos.
Las pruebas con conejos y perros han mostrado que las células óseas y los nutrientes pueden fluir a través de los poros y promover la formación de hueso. Además, el andamio se degradaba fácilmente a medida que es reemplazado por el nuevo tejido óseo en crecimiento.
abril 2/2017 (noticiasdelaciencia.com)
Leer más sobre el tema en: