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Un grupo de investigadores de Tucumán, París y Sao Paulo encontró una nueva propiedad en la doxiciclina, un antibiótico utilizado para tratar enfermedades como la rosácea. Actúa sobre una proteína para evitar la toxicidad de las neuronas afectadas en esta enfermedad. Los científicos analizaron los efectos neuroprotectores de esta droga y observaron que su acción reducía la toxicidad de las proteínas involucradas en la enfermedad del Parkinson.
La historia de la medicina y la farmacología mundial cuenta con muchos casos en los cuales a algunos medicamentos, con el paso del tiempo, se les descubrió una utilidad diferente de aquella para la que fueron creados. Tales son los casos del Listerine, conocido enjuague bucal que se inventó primero como antiséptico quirúrgico y para curar la gonorrea, o del Sildenafil, que hoy ayuda en la disfunción eréctil, pero que en su inicio se comercializó para tratar la hipertensión, las anginas y otros problemas cardíacos.
Esta vez, los científicos estudiaron la doxiciclina, un conocido antibiótico de amplio espectro, pero enfocándose sobre sus efectos en enfermedades neurodegenerativas. El equipo está formado por investigadores de tres países, que estudian desde hace más de siete años, los mecanismos protectores de las neuronas contra enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzhéimer. En Tucumán (Argetina) lo constituyen científicos del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio) de doble dependencia UNT-Conicet; en Francia, la doctora Rita Raisman, graduada en la UNT pero que se desempeña en el hospital Pitié-Salpêtrière de París; y en Brasil, dos investigadores de la Universidad de Sao Paulo.
La doxiciclina es utilizada para el tratamiento de infecciones bacterianas como la neumonía, la enfermedad de Lyme (causada por una bacteria que es trasmitida por la garrapatas), el acné, la enfermedad periodontal, el paludismo y la sífilis. En esta oportunidad, los científicos analizaron los efectos neuroprotectores de esta droga y observaron que su acción reducía la toxicidad de las proteínas involucradas en la enfermedad del Parkinson. Se hicieron exitosas pruebas de laboratorio con cultivos celulares y con animales, pero resta realizar la etapa clínica de la experimentación.
Rosana Chehín, investigadora del Insibio, explicó a Argentina Investiga que el antibiótico se probó en el laboratorio de Francia donde pudo percibirse cómo se reduce el proceso neuroinflamatorio. “Se observó cómo disminuye el pasaje de un estado no tóxico a uno tóxico de las neuronas vinculadas al párkinson. Actúa sobre una proteína, que es la alfa-sinucleina, para evitar que se vuelva insoluble y, por lo tanto, tóxica”, puntualizó.
Otro de los investigadores del Insibio, Benjamín Socías, aclaró que tienen evidencia indirecta del uso crónico de este antibiótico en otras enfermedades y que por lo tanto está probado que no es tóxico en humanos. “Vemos que las personas tratadas con este antibiótico a lo largo de muchos años, tienen menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas”, precisó. Agregó que el primer vínculo que tienen con antibiótico y neurodegeneración viene de un estudio de pacientes leprosos. “Los que recibían el tratamiento padecían la mitad de las veces enfermedades como párkinson y el alzhéimer, que aquellos grupos no tratados con la doxiciclina”, aclaró.
Socías comentó que el grupo de investigación analiza la incorporación de proteínas de tipo amiloide en el cerebro que provocan la formación de agregados que son tóxicos y que terminan por matar a las neuronas. “Nos interesa la proteína alfa-sinucleina, que cuando se pasa de un estado normal a uno patológico, se vuelve tóxica para las neuronas y las aniquila. Es un proceso muy lento pero se da gradualmente cuando la persona envejece y hasta ahora es intratable”. El profesional explicó que buscan desarrollar métodos de detección precoz de la enfermedad y moléculas que les permitan tratarla para evitar la conversión y formación de esos agregados tóxicos.
Finalmente, Florencia González Lizárraga, del mismo Instituto advirtió que durante todo el proceso de evaluación experimental se trabajó en concentraciones subantibióticas de la doxiciclina, es decir, en concentraciones más pequeñas que no llegan a tener actividad antibiótica. “Es un detalle no menor ya que esta droga podría tratar a pacientes con enfermedades neurodegenerativas, sin generar de esta manera resistencia antibiótica”, detalló.
El equipo internacional de investigación se divide según la especialidad y la disponibilidad de recursos materiales. La parte de biología celular se realiza en el hospital Pitié-Salpêtrière de París, que cuenta con el equipamiento necesario para el análisis de cultivos celulares. La parte física se realiza con la cooperación de la Universidad de Sao Paulo, utilizando un equipo de radiación sincrotrónica, localizado en Campiñas, que es único en el hemisferio Sur. Es un acelerador de electrones que produce Rayos X de altísima potencia. Finalmente, los estudios biofísicos se realizan en el Insibio de la UNT-Conicet.
El trabajo con la doxiciclina fue presentado en una revista científica de alto impacto para su próxima publicación. Además obtuvo el primer premio en el Congreso de la Federación de Sociedades de Neurociencias de Latinoamérica y el Caribe (FALAN). El evento se realizó entre el 17 y el 20 de octubre pasado en Buenos Aires y compitió frente a 800 trabajos científicos.
enero 12/2017 (noticiasdelaciencia.com)