Un reciente estudio, llevada a cabo por la Universidad de Copenhague, Dinamarca, reveló que aquellas dudas eran reales: existe una relación directa entre los métodos anticonceptivos hormonales y los cuadros depresivos. La investigación danesa abarcó todo el país europeo con la más que representativa muestra de 1 millón de mujeres, de entre 15 y 34 años, a lo largo de 6,4 años.

Las mujeres fueron divididas en dos grupos: usuarias y no usuarias, aunque el primer conjunto abarcó a casi el 55 % de la muestra, ya que este incluyó a cualquiera que haya tomado alguno de estos métodos hasta seis meses atrás.

El estudio, publicado en la prestigiosa Archives of General Psychiatry, es el primero en indagar en profundidad sobre esta problemática para la salud mental. La razón, consideraron los científicos, se debe a que durante décadas las mujeres que sentían efectos en su autoestima abandonaban el método -sea pastilla o dispositivos intrauterinos (DIU)- por su cuenta y, de esta manera, quedaban «fuera de alcance».

– Los detalles del estudio

El análisis cruzado de la información sirvió para sacar algunas conclusiones sobre cómo afecta cada método anticonceptivo.

Aquellas que utilizan píldoras de control, las más comunes, -contienen estrógeno y progestina- fueron un 23 % más propensas a necesitar un antidepresivo, en comparación con las no usuarias. Además, las pastillas compuestas solo con progestina elevaron las posibilidades hasta el 34 %.

Sin embargo, las píldoras no fueron el anticonceptivo con mayor incidencia. En comparación con las mujeres que no usan ningún método anticonceptivo hormonal, la tasa de prescripciones de antidepresivos aumentó en un 40 % para aquellas que utilizaron un DIU solo de progestina; 60 % para las que utilizaron un anillo vaginal y 100 % para las que utilizaban un parche.

Los resultados apoyan la teoría de los autores de que la hormona progesterona y su versión sintética, progestina, pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la depresión. Y para hacer énfasis en su hipótesis sostuvieron que «el hecho de que las píldoras y DIU solo de progestina tenían tasas de depresión más altas que las píldoras combinadas». Por otro lado, explicaron que los altos riesgos producidos por el anillo y el parche se debieron a diferencias en la composición hormonal y no en el método en sí.

– Adolescentes, las más afectadas

El estudio puso en evidencia una problemática oculta. Los métodos tienen una alta tasa de riesgo entre las adolescentes, que tuvieron un 80 % más de chances de necesitar un antidepresivo cuando tomaban píldoras, factor que se elevó a un 120 % cuando consumían píldoras solo de progestina. Todo en comparación con las mujeres que no usaban ningún método. Es más, para las jóvenes que utilizaron productos hormonales no orales, el riesgo se triplicó.

Lidegaard, líder del proyecto, explicó: «Las mujeres que desarrollan depresión después de comenzar con los anticonceptivos orales deben considerar este uso como un factor. Por su parte, los médicos deben incluir estos aspectos, junto con otros riesgos y beneficios cuando aconsejan a las mujeres qué tipo de método anticonceptivo es el más adecuado para cada caso».

«Esto es especialmente importante para las adolescentes, que parecen ser más vulnerables a esta asociación y para los factores de riesgo para la depresión en general. Los médicos deben asegurarse de que las mujeres, especialmente las jóvenes, no tengan antecedentes de este mal», finalizó.
noviembre 21/2016 (proyecto-salud.com.ar)

noviembre 22, 2016 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Farmacología, Psiquiatría, Salud Reproductiva | Etiquetas: , , |

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