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Un estudio saca como principal conclusión que la riqueza de especies bacterianas en el intestino contribuye al fortalecimiento del sistema inmunitario y protege frente al desarrollo de asma y alergias.
La riqueza de especies bacterianas en el intestino contribuye al fortalecimiento del sistema inmunitario en las membranas mucosas y protege frente al futuro desarrollo de asma y alergias en niños.
Es la principal conclusión del estudio publicado en la prestigiosa revista Journal of Allergy and Clinical Immunology, que fue realizado por investigadores del Área de Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), la Universidad de Linköping (Suecia) y el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
«Mirando la interacción de las bacterias con los anticuerpos del bebé al mes de vida podemos identificar claramente aquellos niños que desarrollan asma años más tarde. El descubrimiento es sorprendente, porque abre la vía a un diagnóstico precoz que permita dirigir estrategias de prevención a aquellos niños con alto riesgo de padecer la enfermedad en el futuro», destaca Alejandro Mira, investigador de la Fundación Fisabio.
«Nuestros resultados resaltan la importancia de la lactancia materna en los primeros meses de vida para la salud de nuestros niños. Los anticuerpos y bacterias que la madres transmiten a través de la lactancia protegen a los niños del riesgo de desarrollar ciertas enfermedades a través de la estimulación y maduración del sistema inmune y la modulación de la colonización microbiana intestinal de los niños», señala la doctora María Carmen Collado, investigadora del IATA-CSIC.
Los científicos han estudiado las concentraciones de anticuerpos IgA presentes en las membranas mucosas de las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal, y su relación con los microorganismos que reconocen y a los que se unen, actuando como una barrera y evitando que penetren en el cuerpo.
Los resultados demuestran diferencias respecto a los tipos de bacterias contra las que actúa el sistema inmune. «Un dato que nos llamó especialmente la atención fue comprobar cómo la bacteria más conocida de la flora intestinal, Escherichia coli no era reconocida por los anticuerpos de los niños que posteriormente desarrollarían asma», puntualiza el microbiólogo.
Asimismo, estos niños presentaban notablemente un número inferior de anticuerpos IgA unidos a sus bacterias intestinales ya desde el primer año de vida.
Teoría confirmada
El estudio confirma, por tanto, que la teoría de la microbiota intestinal, desarrollada por el bebé en los primeros meses de vida, desempeña un papel fundamental en la aparición posterior de alergias.
«Las diferencias encontradas han sido tan claramente visibles en bebés de tan sólo un mes que nos ha sorprendido, ya que los anticuerpos IgA en niños tan pequeños son transmitidos en gran parte por la madre, a través de la leche materna. Así, parece que la respuesta inmune de la madre y los anticuerpos que el niño recibe en la leche materna están conectados con el desarrollo de alergias», resalta María Jenmalm, profesora de Alergología Experimental en la Universidad de Linköping y una de los autoras del estudio.
octubre 12/ 2016 (Diario Médico)