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La ausencia de una bacteria intestinal concreta provoca déficits sociales en ratones. Mediante la adición de esta especie bacteriana de nuevo al intestino de los roedores afectados, los investigadores fueron capaces de revertir algunos de sus déficits de comportamiento, una reminiscencia de los síntomas de los trastornos del espectro autista (TEA) en los seres humanos.
La investigación que publicada en Cell, parte de estudios epidemiológicos en humanos que han encontrado que la obesidad materna durante el embarazo podría elevar el riesgo de desarrollar trastornos del desarrollo neurológico, como TEA infantil. Cuando ratones de tres semanas de edad con problemas de comportamiento social nacidos de madres con una dieta alta en grasas se emparejaron con ratones normales, se observó una restauración completa del microbioma intestinal y una mejora del comportamiento concurrente en un plazo de cuatro semanas.
Los científicos querían averiguar las especies de bacterias específicas que podrían estar afectando al comportamiento social de los animales. La secuenciación de todo el genoma reveló un tipo de bacterias, Lactobacillusreuteri, que se redujo más de nueve veces en el microbioma de los ratones nacidos de madres con la dieta alta en grasas.
Otras conductas relacionadas con los TEA, como la ansiedad, no se han restaurado mediante la reconstitución de las bacterias. También se ha hallado que Lactobacillusreuteri promueve la producción de oxitocina, una hormona que desempeña un papel esencial en el comportamiento social y se ha vinculado con el autismo en los seres humanos.