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Los astronautas de la misión Apolo, los únicos que viajaron más allá de la magnetosfera de la Tierra que protege de las radiaciones, mueren desproporcionadamente de enfermedades cardiacas, según un estudio.
‘Sabemos muy poco sobre los efectos de las altas radiaciones para la salud humana, especialmente el sistema cardiovascular’, dijo Michael Delp de la Universidad de Florida en el informe publicado por Nature este jueves que ofrece ‘una primera mirada’ al problema.
De los siete astronautas de las misiones Apolo (1961-1972) fallecidos al día de hoy, tres (43 %) sucumbieron a enfermedades cardiovasculares (ataque al corazón o accidente vascular cerebral).
Es decir que los casos fueron ‘cuatro a cinco veces más numerosos’ que para astronautas que nunca abandonaron la Tierra (9%) y aquellos –como los de la Estación Espacial Internacional (EEI)– que se alejaron menos de la Tierra (11 %).
‘Esas informaciones sugieren que los viajes humanos al espacio exterior pueden haber sido más nocivos para la salud cardiovascular que lo anteriormente anticipado’, indican los investigadores.
Al alejarse de la Tierra a regiones del espacio donde el magnetismo nuestro planeta deja de ejercer una acción predominante sobre las partículas ionizadas, los astronautas de la misión Apolo se expusieron a niveles sin precedentes de radiaciones.
La EEI orbita a unos 400 km de la Tierra donde todavía existe la acción protectora contra las partículas, que según la NASA pueden ser nocivas para los humanos al atravesar la piel y dañar el ADN celular.
La NASA prevé un viaje habitado a Marte en la décadas de 2030 y considera que la protección contra las radiaciones será una ‘tecnología crucial’ para un viaje de más de un año en el espacio, donde no sólo necesitarán agua y alimentos sino un escudo eficaz contra esa amenaza.
julio 29/2016 (AFP)