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Una válvula aórtica humana a la que se eliminó todas las células se ha implantado con éxito en el Hospital Clínico de Barcelona.
Un equipo de cirujanos del Hospital Clínico de Barcelona ha realizado con éxito la primera implantación en España de una válvula aórtica descelularizada para reemplazar una que estaba dañada, según han informado fuentes del hospital. Se trata de una válvula de aorta humana, procedente de donante, a la que quitó todas las células para minimizar los riesgos de rechazo y por tanto la disfunción valvular y calcificación del injerto. El éxito de la primera intervención ha permitido ya realizar una segunda y está prevista una tercera en unas semanas. En los próximos dos años de estima que se realizarán en el Clínico de Barcelona unas 20 implantaciones más de estas válvulas.
La intervención la ha realizado un equipo encabezado por Eduard Quintana, cirujano cardiovascular del Instituto Clínico Cardiovascular (ICCV), en el marco del proyecto ARISE, un proyecto europeo de Horizonte 2020, que evalúa los resultados de esta nueva válvula en seis de los principales centros de cirugía cardiaca de Europa. En la intervención han participado Clemente Barriuso, también cirujano cardiovascular, y María José Arguís, del Servicio de Anestesiología. El primer recambio de válvula de estas características en Europa lo ha realizado la Hannover Medical School, institución que coordina el proyecto ARISE.
En Europa, se realizan cada año más de 65 000 recambios de válvula aórtica (RVA) para tratar la enfermedad valvular aórtica adquirida y congénita. Las opciones son muy limitadas para algunos pacientes. Las prótesis disponibles en la actualidad pueden ser biológicas (de origen animal), las que más se utilizan pero que presentan una durabilidad limitada; mecánicas, que requieren medicación anticoagulante de por vida, y las humanas, que, como hasta ahora se deben guardar criopreservadas, con el paso del tiempo se vuelven más rígidas debido a la calcificación de la pared vascular. La elección del sustituto valvular en la actualidad todavía depende de la edad del paciente, la posibilidad y necesidad de tomar anticoagulantes orales y la expectativa de vida, entre otros.
Las válvulas humanas sin células (descelularizadas), o homoinjertos no criopreservados, tienen el objetivo de superar muchos de estos obstáculos. Provienen del corazón de un donante a las que se les elimina por completo las células y queda solo la estructura de la matriz de colágeno. De esta manera, se minimiza la respuesta inmune a la válvula biológica implantada. «Además, los pacientes no necesitan anticoagulantes de forma permanente y los injertos tienen un orificio que permite la circulación de forma más efectiva, al contrario de lo que ocurre con las otras prótesis comerciales. Se espera que su durabilidad supere a las bioprótesis y los homoinjertos clásicos», explica José Luis Pomar, coordinador del estudio ARISE en Barcelona.
En la intervención realizada en el Clínico de Barcelona, el paciente tenía una estenosis aórtica grave con insuficiencia cardíaca y una dilatación de la raíz de la aorta. El implante permitió corregir el defecto de la válvula y, a la vez, sustituir la raíz de la aorta con el mismo homoinjerto. El paciente esperó más de un mes el procesamiento valvular especial para la eliminación de las células una vez se dispuso de un donante apropiado. «Aunque la técnica de implante es más compleja que una sustitución valvular aórtica convencional, el postoperatorio transcurrió sin incidencias y el paciente fue dado de alta a los 6 días del ingreso», explica Eduard Quintana. «Ahora se encuentra en muy buena condición, el homoinjerto funciona perfectamente y se han resuelto los síntomas de insuficiencia cardíaca», añade.
Esta iniciativa la coordina la Hannover Medical School y el Hospital Clínico es el único hospital español que participa. José Luis Pomar, cirujano cardiaco del mismo instituto, y Marta Sitges, directora del ICCV, son los coordinadores del proyecto en el Hospital Clínico e Idibaps. En este proyecto de medicina regenerativa también colaboran Manel Castellà y Daniel Pereda, cirujanos cardiacos del Hospital Clínico de Barcelona, y Elba Agustín, Anna Vilarrodona y Esteban Trias, investigadores del Banco de Sangre y Tejidos.
junio 30/2016 (Diario Médico)