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Un nuevo estudio confirmó el vínculo entre comer alimentos enlatados y una creciente exposición a un químico vinculado con la diabetes, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud.
El estudio, realizado por investigadores de las universidades Johns Hopkins y Stanford, con la primera muestra de su clase que incluye miles de personas de diversas edades y sus antecedentes geográficos y socioeconómicos, resalta los desafíos que los consumidores enfrentan al intentar limitar su exposición al químico Bisfenol A (BPA).
Publicado en el número más reciente de Environmental Research, el estudio de 7669 participantes de seis años o más de edad con información de su dieta las 24 horas y con concentraciones de BPA en la orina desde el año 2003 al 2008 establece el vínculo de que entre más alimentos enlatados se consuman, mayor exposición habrá al BPA.
«Podría comer tres latas de duraznos y podrían comer una lata de crema de sopa de hongos y tener una mayor exposición al BPA», dijo la autora principal Jennifer Hartle, una investigadora de posdoctorado del Centro de Investigación para la Prevención de Stanford.
El BPA es un compuesto utilizado, entre otras cosas, para fabricar las resinas que cubren el interior de las latas de alimentos y las tapas de los frascos. Las investigaciones anteriores se habían concentrado en analizar los niveles de BPA en productos enlatados y en medir la exposición al BPA en grupos de menos de 75 personas.
El nuevo estudio también encontró que cada alimento tiene distintas cantidades de contaminación por BPA y que ciertas comidas enlatadas están asociadas con mayores concentraciones de BPA en la orina. En orden descendiente, las comidas más contaminadas son: sopa enlatada, pasta enlatada y frutas y vegetales enlatados.
Un estudio anterior dirigido por Hartle encontró que los niños, quienes son especialmente susceptibles a trastornos hormonales por el BPA, están en riesgo por los desayunos escolares que a menudo llegan en latas y otras formas de empacado, según un boletín de prensa de Stanford. Este repunte en el empacado es resultado de los esfuerzos de las escuelas para racionalizar la preparación de los alimentos y cubrir los estándares federales de nutrición de Estados Unidos manteniendo bajos costos.
«Muchas compañías de alimentos y bebidas están dejando de utilizar el BPA», dijo Hartle. «Sin embargo, no sabemos si los reemplazos sintéticos del BPA son seguros».Los investigadores indicaron que los reguladores federales de Estados Unidos ampliaron las pruebas más allá del BPA a otros químicos utilizados como reemplazos del BPA en el empacado de los alimentos, ninguno de los cuales son incluidos en los estudios nacionales de revisión.
junio 29/2016 (Xinhua)