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En España más de medio millón de personas padecen glaucoma, pero sólo la mitad lo sabe. La causa principal de este infradiagnóstico es su carácter asintomático. Los oftalmólogos reclaman diagnóstico precoz, medición de la presión intraocular (PIO) y tratamiento adecuado.
El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo (la padecen 60 millones de personas), y la segunda causa en los países desarrollados, tras la retinopatía diabética. Así se puso en evidencia este miércoles en la sede de Santen, empresa farmacéutica de origen japonés especializada en oftalmología.
La edad crítica es a partir de 40 años (1,2 por ciento de los mayores de 40 años la padecen), por lo que los oftalmólogos recomiendan sobre todo a este grupo de pacientes acudir a revisión para una detección temprana. Se trata de un conjunto de enfermedades, «no una enfermedad única, que produce un daño progresivo en el nervio óptico», señala Julián García Feijoó, presidente de la Sociedad Española de Glaucoma, jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid. También destacó que es más prevalente que la degeneración macular y situó la prevalencia en España en un 2,1 por ciento.
Comorbilidades
«El glaucoma no se puede curar, pero sí evitar la ceguera (entre un 5 y 10 por ciento de personas con glaucoma acaba ciego). La sociedad debe conocer las consecuencias directas e indirectas, por lo cual es importante la concienciación, la accesibilidad y la calidad en la atención», subrayó Feijoó. Así, una persona con glaucoma tiene más probabilidades de accidente. «Un factor esencial es la comorbilidad. Hay más posibilidades de que la persona se caiga, tenga fracturas de cadera, menor velocidad lectora, problemas de ansiedad y emociones negativas ante la perspectiva de perder visión, posibilidad de hacerse dependientes y tener que internarse en una institución y dificultades en la conducción», explica. Precisamente este último punto es el que «me produce mayores discusiones con los pacientes». Todos estos aspectos hecen que entre un 17 y un 22 por ciento de los pacientes con glaucoma deseen cambiar años de su vida por volver a tener una visión normal.
Sobre la conducción, Feijoó puso varios ejemplos para dejar claro que no sólo es importante tomarse la presión intraocular (PIO), sino también estudiar el campo visual, «ya que no todos los pacientes con glaucoma tienen la presión alta. El cerebro rellena los defectos visuales con algo adecuado, de tal modo que el paciente no ve manchas y no es consciente de tener ese defecto», matizó Feijoó, quien explicó cómo la pérdida visual suele empezar por la parte periférica y, ya en casos avanzados, afecta a la parte central.
En el acto también intervino por videoconferencia Mª Isabel Canut, del Centro de Oftalmología Barraquer de Barcelona, que habló sobre los factores de riesgo: raza negra (con una prevalencia de entre 4 y 16 veces superior a la raza blanca), la edad, los antecedentes familiares y una PIO elevada. «La miopía no es un factor de riesgo directo, pero, por la progresión de la enfermedad, tienen un patrón más delicado, ya que el ojo tiene unas estructuras más finas», admitió, sin olvidar los tratamientos: médico, mediante colirios; láser, y quirúrgico. Así, dio la bienvenida a Taptiqom, un nuevo tratamiento en glaucoma con una combinación fija de Santon que combina dos principios activos: un betabloqueante y una prostaglandina, ambos sin conservantes, que evitan complicaciones como hiperemias. «Hasta ahora había uniones de fármacos, pero no sin conservantes. La combinación de dos fármacos en un solo colirio es ideal para gente mayor, y evita posibles despistes a la hora de administrar la medicación», comentó.
junio 16/2016 (Diario Médico)