feb
29
Los investigadores del sector médico se han pasado décadas intentando reemplazar las células pancreáticas productoras de insulina (células beta), que se pierden durante la diabetes. Ahora, un equipo ha descubierto que cierto tejido procedente de la parte baja del estómago posee el mayor potencial para ser reprogramado con el fin de adoptar un estado de célula beta.
Los investigadores tomaron muestras de este tejido de ratones y produjeron con él “mini órganos”, o «mini estómagos» que producen insulina al ser trasplantados a los animales. Las células madre de los miniórganos siguen también reponiendo la población de células productoras de insulina, dando al tejido un impulso regenerador sostenible.
A fin de encontrar el tejido corporal más susceptible de ser reprogramado para la producción de insulina, los científicos modificaron genéticamente unos ratones para que expresaran tres genes que pueden convertir a otros tipos de célula en células beta.
El equipo de Qiao Zhou, del Departamento de Células Madre y Biología Regeneradora de la Universidad Harvard en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, lo revisó todo, desde la nariz hasta la cola del ratón. Y descubrió, para su sorpresa, que algunas de las células en la región del píloro del estómago son las más susceptibles de convertirse en células beta. Este tejido parece ser el mejor material de partida.
La región del píloro conecta el estómago con el intestino delgado. Cuando fueron reprogramadas, las células en esta área fueron las más receptivas ante niveles altos de glucosa, produciendo insulina con el fin de intentar normalizar el contenido de azúcar en sangre del ratón. Para probar la eficacia de las células, los investigadores destruyeron las células beta pancreáticas de los ratones, forzando a sus cuerpos a depender solo de las células estomacales alteradas. Los animales sin tejido reprogramado murieron en el plazo de ocho semanas. En cambio, los ratones con células reprogramadas mantuvieron los niveles adecuados de insulina y glucosa en su sangre durante todo el tiempo que se hizo el seguimiento de los animales, hasta seis meses.
El tejido pilórico tiene otra ventaja: sus células madre renuevan de forma natural y regular el tejido. Cuando se destruyó experimentalmente el primer grupo de células reprogramadas, las células madre de la región renovaron la población celular productora de insulina.
Un problema principal de la diabetes es la pérdida constante de células beta, de modo que lograr que la población de estas células se renueve por sí misma con nuevas células reemplazando a las muertas, promete cambiarle la vida a las personas con problemas de esta clase, siempre y cuando, como en otros avances médicos experimentales, se cumplan las expectativas de esta terapia en investigaciones posteriores y se garantice que no causa efectos secundarios peligrosos.
Los resultados aparecen publicados en la revista Science
febrero 27/ 2016. (noticias de la ciencia)