La enfermedad de Chagas es endémica en América Latina, pero desde hace un tiempo hay cada vez más casos en Estados Unidos, sobre todo en el estado de Texas, donde los expertos estiman que hay 300 000 infectados, aunque la cifra real puede ser mucho mayor.

Como los investigadores estadounidenses han comenzado a estudiar la enfermedad desde hace muy poco, también es muy difícil hacer un pronóstico, pero lo fundamental es no subestimar al Chagas.

El peligro reside sobre todo en que los síntomas solo se perciben años más tarde de la infección. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los dos primeros meses desde la picadura menos del 50 por ciento de las personas sufren síntomas como fiebre, dolor de cabeza o inflamación de las glándulas linfáticas.

Un 30 por ciento de los portadores tienen problemas cardiacos a largo plazo, un 10 por ciento neurológicos y/o digestivos. En los casos más graves se puede paralizar el corazón incluso años más tarde y producirse una muerte súbita.

Para los CDC es difícil hacer un recuento de los afectados. Su número real podría ser mucho mayor de lo que hace pensar el censo hecho hace seis años. Porque justamente en Texas, donde está registrada la mayoría de los pacientes, los médicos apenas empezaron hace dos años a notificar los casos a las autoridades, señala el periódico «Dallas Morning News».

Los insectos portadores suelen morder a las personas en la boca o los ojos, y por eso en inglés se usa el nombre de «kissing bug» («insecto que besa») para la vinchuca. En la herida dejan heces contaminadas que entran en el torrente sanguíneo al rascarse en los ojos o la herida. Además, la infección se puede contagiar por transfusiones de sangre, trasplantes de órganos o de la madre al feto.

Es muy raro que a los pacientes en Estados Unidos se les haga un análisis del mal de Chagas. La única excepción son las donaciones de sangre.

Pero siguiendo las directrices de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), los donantes solo se someten una vez al examen, señala Richard Benjamin, quien durante nueve años supervisó los problemas de seguridad en transfusiones de sangre en la Cruz Roja estadounidense. Hoy, Benjamin trabaja para la empresa de biomedicina Cerus, y considera que hacer un solo análisis no es suficiente.

«Sobre todo en zonas como el sur de California, Texas o Arizona sería aconsejable que hubiese más».

Según las autoridades del CDC en Estados Unidos, uno de cada 27 500 donantes de sangre da positivo en Chagas. En Texas las cifras son mucho mayores. Un estudio de la Universidad de Baylor en Houston señala que uno de cada 6500 donantes está infectado. Y aunque la cifra está creciendo, Benjamin subraya que la mayoría de los casos siguen teniendo su origen en los inmigrantes de Centro y Sudamérica.

El problema es que ni siquiera los médicos conocen la enfermedad.

Melissa Nolan García, colaboradora científica de la Universidad de Baylor, estima que solo entre el 40 y el 60 por ciento de los médicos saben «un poco» sobre la enfermedad. «Se enteran de algo durante los estudios. Pero cuando el paciente llega, rara vez hacen la conexión con el Chagas».
diciembre 16/2015 (DPA)

diciembre 17, 2015 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Enfermedades infecciosas, Enfermedades transmisibles, Salud Pública | Etiquetas: , |

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