La prevalencia de la enfermedad no deja de aumentar, igual que el coste económico para los estados, ocasionando problemas de salud crónicos a los afectados, que a largo plazo son incluso más relevantes que la propia diabetes.

La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad crónica de elevada y creciente prevalencia a nivel mundial que se asocia a una alta morbilidad y mortalidad, así como a un significativo deterioro de la calidad de vida de las personas que la padecen. El desarrollo de la enfermedad se atribuye a una combinación de factores genéticos, donde los factores amas0bientales actúan como desencadenantes. La diabetes tipo 2 es la más frecuente, afectando al 90 % de los casos diagnosticados, y se caracteriza por la producción insuficiente y/o uso metabólico ineficiente de la insulina producida en el páncreas.

Por su parte, la DM tipo 1 afecta más frecuentemente a población joven, y se debe a una producción insuficiente de insulina que requiere de administración diaria de esta hormona. Existen además otros tipos poco prevalentes de diabetes, como la gestacional, la neonatal o la tipo MODY. La incidencia y prevalencia de la diabetes mellitus se han incrementado durante las últimas décadas, especialmente en los países en vías de desarrollo, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y de los estilos de vida poco saludables (sedentarismo, obesidad, etc.). La Federación Internacional de la Diabetes sitúa la prevalencia de la enfermedad a nivel mundial en el 8,3 % y estima que se incrementará hasta alcanzar el 10,1 % en 2035, superando los 592 millones de afectados. En España, las estimaciones de prevalencia de la diabetes conocida tipo 2 se sitúan entre el 4,8 % y el 18,7 % (8,1 % según el Ministerio de Sanidad y Consumo en 2011), con una incidencia anual de entre 8,2 y 10,8 casos por 1 000 habitantes. Se estima que la diabetes no diagnosticada afecta en torno a un 6 % de la población adulta.

A pesar de que en los últimos años se han introducido nuevos fármacos más eficaces y seguros para el tratamiento de la diabetes, no ha ocurrido lo mismo en el tratamiento de la obesidad. El tratamiento de la diabetes no consiste solamente en normalizar el nivel de azúcar en sangre, sino que debe intentarse que el paciente normalice su peso corporal, que deje de ser obeso y controlar los demás factores de riesgo cardiovascular como el colesterol y la hipertensión arterial. Por esta razón es imprescindible concienciar al paciente de que tiene que cambiar sus hábitos de vida y alimentación, aumentando la actividad física y siguiendo un patrón de alimentación típico de una dieta mediterránea.

La diabetes es una enfermedad compleja, en la que los problemas de salud de tipo crónico multisistémico que provoca a largo plazo son más importantes que los episodios agudos ocasionales de deficiencia absoluta o relativa de insulina, tales como la hiperglucemia, la cetoacidosis diabética o la hipoglucemia. La enfermedad está muy relacionada con la existencia de comorbilidades y complicaciones crónicas producidas como consecuencia de la degeneración vascular y que pueden ser macrovasculares, microvasculares o mixtas.

Las complicaciones macrovasculares incluyen la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca y la enfermedad vascular cerebral y periférica. Entre las complicaciones microvasculares se encuentran la retinopatía, la neuropatía y la nefropatía diabéticas. Asimismo, también son comunes las complicaciones mixtas, de origen tanto macro como microvascular, como el pie diabético y la disfunción eréctil. La frecuencia y precocidad de las complicaciones se asocia a la edad de inicio de la enfermedad y al control inadecuado de la misma.

Distintos estudios han demostrado que el control adecuado de la enfermedad es un elemento clave para reducir el riesgo de muerte y el riesgo de sufrir complicaciones.

Los datos de prevalencia de las complicaciones crónicas difieren según la fuente consultada. Según un estudio realizado recientemente en Cataluña, el 18,4 % de los pacientes diabéticos presentaba alguna complicación macrovascular (el 11,3 % cardiopatía isquémica, el 3 % arteriopatía periférica y el 6,5 % enfermedad cerebrovascular), el 20 % sufría algún grado de insuficiencia renal crónica, el 9,9 % presentaba albuminuria y el 5,8 % tenía retinopatía diabética.

Se han obtenido resultados similares para Euskadi, con tasas de prevalencia del 11,5 % para la cardiopatía isquémica, 4,3 % para fallo cardiaco, 8,4 % para fallo renal y 7,2 % para retinopatía diabética. Por su parte, la enfermedad cardiovascular parece ser la principal causa de morbimortalidad en los individuos con diabetes, causando al menos el 50% de las muertes y alrededor del 25 % de la discapacidad asociada.

octubre 12/ 2015 (immedicohospitalario)

octubre 13, 2015 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Endocrinología, Medicina | Etiquetas: , |

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