Los factores ambientales tienen un papel importante en el desarrollo de la diabetes tipo 1, en especial la persistencia de enterovirus y otras infecciones infantiles, según ha quedado de manifiesto en la LIV Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica (ESPE-2015) que se celebra estos días en Barcelona con la participación de más de 4000 especialistas procedentes de todo el mundo.

Durante la sesión plenaria, moderada por Luis Castaño, jefe del grupo de Investigación en Genética y Control de Diabetes y Enfermedades Endocrinas del centro de Investigación BioCruces, en el País Vasco, y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, se abordaron las últimas novedades sobre los factores genéticos y ambientales que influyen en el riesgo de diabetes tipo 1.

Marian Rewers, profesor de pediatría y director clínico del Centro Barbara Davis para la Diabetes en la Universidad de Colorado, en Denver (Estados Unidos), señaló que algunos genes del sistema de los antígenos leucocitarios humanos (HLA) se asocian con el riesgo de desarrollar esta enfermedad, «pero la mayoría de los genes tienen funciones que aún desconocemos», en palabras del investigador.

Durante su ponencia, indicó que estos genes interactúan con factores ambientales, como la dieta o la presencia de infecciones, que contribuyen a elevar la probabilidad de presentar diabetes tipo 1. En concreto, además de la presencia de enterovirus en sangre, el consumo de ácidos omega-3 y de vitamina D parece que tiene un efecto protector, mientras que la exposición a leche de vaca y gluten parece no tener una relación clara con este riesgo.

El científico comentó además los resultados del estudio «Teddy» (Determinantes medioambientales de la diabetes en los jóvenes) que concluye que determinados anticuerpos revelan si el sistema inmune ataca o no a las células beta del páncreas. Este trabajo analiza datos de 424 000 recién nacidos a los que se les realizó una extracción de sangre cada tres meses durante los primeros años de vida. Los primeros participantes reclutados tienen ahora entre 4 y 5 años de edad.

Otros estudios sugieren que el consumo de probióticos durante los primeros doce meses de vida se asocia con una reducción de un 30 % en la prevalencia de esta enfermedad.

Por su parte, Andrew Hattersley, profesor de Medicina Molecular en la Universidad de Exeter, en Devon (Reino Unido), detalló que los pacientes con diabetes tipo MODY -que debuta antes de los 25 años- no se benefician del tratamiento para reducir la hemoglobina glucosilada (HbA1c), según los últimas investigaciones, por lo que señaló que «no se deben usar fármacos para tratar la glucemia en estos niños». Ha añadido que, actualmente, resulta complicado diagnosticar este tipo de diabetes, ya que no existe un criterio unificado.

Discordancia sexual
Por su parte, Laura Audí, de la Unidad de Investigación Endocrinológica y Nutrición Pediátrica en el Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, y presidenta del congreso, ha explicado a Diario Médico que su grupo está estudiando la etiología del desarrollo sexual diferente en los niños que nacen con alguna discordancia entre sexo genético, gonadal y genital.

Actualmente disponen de una base de datos de 290 casos, recogidos desde el año 2000, y su objetivo es caracterizar los genes conocidos y buscar nuevos que estén implicados en este trastorno, cuando el cariotipo es 46XI, con el objetivo de conocer la causa de la discordancia.
octubre 2/2015  (Diario Médico)

octubre 3, 2015 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Endocrinología, Pediatría |

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