Hay otro motivo más para no usar excesivamente los antibióticos: los niños tratados con estos medicamentos antibacterianos podrían enfrentarse a un mayor riesgo de contraer artritis juvenil, sugiere una investigación reciente.

El estudio encontró que los niños y los adolescentes a quienes les recetaban antibióticos tenían más o menos el doble de riesgo de contraer artritis juvenil, en comparación con los niños de la misma edad a quienes no les habían recetado esos fármacos.

«Ese riesgo era más alto en un plazo de un año tras recibir antibióticos, y aumentaba junto con la cantidad de regímenes de antibióticos que les recetaban a los niños», señaló el autor líder del estudio, el Dr. Daniel Horton, investigador del Instituto de Salud Infantil de la Universidad de Ciencias Biomédicas y de la Salud de Rutgers, en Nueva Jersey.

Los antifúngicos y antivirales no mostraron el mismo efecto, dijo.

Los resultados sugieren que los antibióticos podrían desencadenar artritis juvenil en un pequeño subgrupo de niños que son propensos a esa enfermedad, comentó Horton.

Pero los padres no deben de entrar en pánico. «La mayoría de niños que reciben antibióticos no contraerán artritis como resultado», añadió.

Entre 4300 y 9700 niños de Estados Unidos menores de 16 años son diagnosticados con artritis juvenil cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. La enfermedad autoinmune puede conllevar dolor e inflamación en una o varias articulaciones, y provocar otros síntomas, como fiebres, sarpullido y/o inflamación de los ojos, según el Colegio Americano de Reumatología (American College of Rheumatology).

Dado que la genética explica apenas una cuarta parte de los casos, el interés se ha centrado en los factores ambientales como vínculos posibles con la artritis juvenil.

Para analizar la posibilidad de una conexión con la exposición a los antibióticos, los investigadores revisaron información obtenida del sistema británico de expedientes electrónicos.

La base de datos incluía detalles sobre 152 diagnósticos de artritis juvenil entre más de 450 000 niños de Reino Unido de 1 a 15 años de edad, que fueron diagnosticados entre 1994 y 2013.

Tras hacer referencia cruzada con los antecedentes de recetas de antibióticos entre 1520 niños sanos y los que habían sido recién diagnosticados con artritis juvenil, el equipo del estudio concluyó que tomar antibióticos en la niñez se vinculaba con el doble de riesgo de sufrir el doloroso trastorno. Y tras cinco regímenes antibióticos, el riesgo se triplicaba.

Las recetas excesivas de antibióticos fueron muy comunes para muchas infecciones que se resolverían sin tratamiento, dijo Horton. Y plantean un riesgo significativo de efectos secundarios como reacciones alérgicas, diarrea e incluso el inicio de obesidad u otras enfermedades crónicas, añadió.

Pero no está claro a partir de este estudio que los antibióticos en realidad provocaran la artritis juvenil. «Otra explicación de estos hallazgos podría ser que las infecciones provocaran la artritis, o que los niños que al final contraen artritis también contraigan muchas infecciones debido a que su sistema inmunitario no funcione de forma adecuada», anotó Horton.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 20 de julio de la revista «Pediatrics«.

El Dr. Matthew Kronman, profesor asistente de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Pediátrico de Seattle y la Universidad de Washington, se mostró de acuerdo en que el estudio no prueba una relación causal.

«Además, el riesgo general [de artritis juvenil] es muy bajo», añadió Kronman. «Incluso si ese riesgo aproximadamente se duplica entre los niños tratados con antibióticos, se sigue hablando de unos 10 casos por cada 100 000 niños».

Aún así, los hallazgos son preocupantes, afirmó. «Este estudio tan bien realizado y elegante amplía nuestra comprensión creciente de que los antibióticos conllevan ciertos riesgos, y de que hacen más que simplemente tratar las bacterias que buscan tratar», dijo Kronman, que no participó en el estudio.

Los antibióticos afectan a miles de millones de células, y pueden preparar a los niños para una inflamación sistémica e irritación, señaló. «Sí, a veces son necesarios, y en esas situaciones la meta debe ser elegir el que esté más indicado y con la menor cantidad de efectos secundarios, y durante el periodo más corto posible», planteó Kronman. «Pero cuando los niños en realidad no los necesitan, no se les deben dar».

El uso excesivo de esos fármacos también se asocia con bacterias resistentes a los antibióticos, gérmenes que no responden a los medicamentos disponibles. Según los CDC, 23 000 estadounidenses mueren cada año por infecciones que son resistentes a los antibióticos.
julio 23/2015 (HealthDay News)

julio 24, 2015 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Farmacología, Pediatría | Etiquetas: , , , |

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