Más de 400 personas murieron desde 2012 a la fecha por el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS), enfermedad que ha provocado consternación en Asia.

Fue el microbiólogo saudí Ali Mohamed Zaki quien descubrió el virus en septiembre de 2012 en un compatriota de 60 años que logró salvar la vida gracias al acertado diagnóstico del científico.

Días más tarde la Agencia de Protección de la Salud del Reino Unido (HPA) confirmó la presencia de la enfermedad en un qatarí de 49 años que murió en un hospital de Londres al poco tiempo. Las investigaciones de Zaki y el virólogo holandés Ron Fuchier, del importante Centro Médico Erasmus ubicado en Ámsterdam, probaron que el MERS surgió como una mutación de otro virus muy similar encontrado en murciélagos de la península Arábiga.

El equipo del Erasmus también comprobó que el síndrome es una zoonosis: una enfermedad infecciosa que puede ser transmitida entre especies diferentes.

Al parecer los primeros infectados entraron en contacto con excrementos de murciélagos y otros lo hicieron con secreciones nasales de camello, los que también son transmisores del MERS.

No es hasta mayo de 2013 en que el Comité Internacional de Virus dio a conocer el nombre oficial: Middle East Respiratory Syndrome Coronavirus (MERS-CoV), rápidamente adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para esa fecha ocho países habían identificado casos: Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Reino Unido, Francia, Alemania, Emiratos Árabes Unidos y Túnez.

Según la OMS, desde los primeros momentos el MERS demostró capacidad para evadir el sistema inmunológico de los seres humanos:  no debe extrañar -apunta un informe del organismo- que la mortalidad rebase el 35  %  de los afectados.

Desde 2012 a junio de 2015 aparecen en los registros mil 179 casos, 462 de ellos mortales.

Los pacientes con inmunodeficiencia, enfermedades crónicas pulmonares, diabetes e insuficiencia renal son el grupo de mayor riesgo, de acuerdo con los investigadores del Centro Erasmus.

Para evitar el contagio se recomienda lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, usar desinfectante para manos a base de alcohol, cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo al estornudar, entre otras medidas de precaución.

El brote más grave de la enfermedad comenzó en Surcorea el 20 de mayo y hasta el momento ha causado 35 muertos y 186 infectados.

Las autoridades clausuraron más de tres mil centros educacionales y mantuvieron bajo custodia médica cerca de seis mil personas durante las primeras dos semanas luego de identificado el primer caso.

Varias naciones del Sudeste Asiático inmediatamente tomaron medidas para evitar la expansión de la enfermedad.

En Tailandia la llegada de un empresario omaní de 75 años con el MERS provocó alarma entre las autoridades el pasado 18 de junio, pero en pocos días comprobaron que no había transmitido el síndrome a otras personas.

El  enfermo  logró recuperarse completamente y recibió el alta nueve días después.

Malasia, Indonesia y Singapur mejoraron la seguridad epidemiológica en puertos y aeropuertos, crearon campañas televisadas de educación sanitaria e impusieron nuevos controles higiénicos en sus hoteles al conocer del caso de Tailandia.

Gracias a la previsión de los gobiernos, ningún nuevo infestado con la enfermedad se ha reportado hasta el momento en Asia, logro evaluado como muy positivo por la presidenta de la OMS, Margaret Chan.

Corcho Hernandez David. La Habana, julio 09/ 2015 (PL)

Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015; Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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