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Un estudio liderado por instituciones españolas en una región de Mozambique concluye que el tratamiento antirretroviral fracasa en el 24 % de pacientes y que en un 89 % de los casos esto se debe al desarrollo.
Las personas que han desarrollado resistencias a los tratamientos contra el VIH pueden transmitir estas resistencias en el momento de contagiar la infección, por lo que la cifra de virus mutados se incrementará con el tiempo.
Un estudio liderado por ISGlobal e IrsiCaixa, informa del fracaso del tratamiento antirretroviral (ART) en una cuarta parte de los pacientes que toman estos medicamentos en Mozambique, África, uno de los países con mayor prevalencia de VIH en el mundo.
Los resultados, publicados en la revista Journal of Antimicrobial Chemotherapy, confirman la necesidad de realizar un seguimiento de carga viral en pacientes con VIH para evaluar la efectividad del tratamiento y poder realizar los cambios necesarios para frenar la progresión de la enfermedad, evitando la selección de virus resistentes al medicamento que puedan extenderse al resto de la población y a los países colindantes.
Según datos de la ONU en Mozambique, un 11 % de la población en este país africano, de entre 15 y 49 años, es portadora del VIH. El estudio se llevó a cabo en una de las regiones con mayor prevalencia de VIH en África, el distrito mozambiqueño de Manhiça, donde el 40 % de la población está infectada por el virus y el acceso gratuito a los antirretrovirales comenzó en 2004.
Los resultados obtenidos muestran que el 24 % de los enfermos que están sometidos a ART en Manhiça presentan cargas virales elevadas, lo que significa que el virus continúa replicándose a pesar de recibir tratamiento y, de éstos, un 89 % han desarrollado resistencias a los fármacos antirretrovirales que se utilizan habitualmente.
“Estos datos son preocupantes”, afirma la investigadora de ISGlobal María Rupérez, primera autora del estudio. “Si el tratamiento que estos enfermos no funciona, sería necesario cambiar a otros tratamientos que son más caros y no siempre están disponibles en el terreno”, explica.
Además, existe el peligro de que los virus resistentes se transmitan al resto de la población, lo que podría empeorar la situación y comprometer el control de la epidemia del VIH en África. De hecho, la prevalencia de contagio de VIH resistente a los ART se ha incrementado recientemente hasta un 5 % en Sudáfrica, Kenia y Zambia, alcanzando el 15 % en Uganda.
Reparto de antirretrovirales a gran escala
Desde el 2001, la distribución a gran escala de antirretrovirales junto con protocolos simplificados y estandarizados ha permitido tratar a más de nueve millones de personas que viven con el VIH en países en desarrollo, especialmente en el África subsahariana.
Este incremento en el número de personas tratadas es positivo, pero conlleva ciertos retos. Si no se realiza el seguimiento adecuado, algunos enfermos no consiguen frenar la replicación del virus y mantienen cargas virales elevadas (situación denominada fracaso virológico), lo que predispone a una acumulación de resistencias y a una rápida progresión de la enfermedad.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el monitoreo virológico para detectar el fracaso a tiempo para cambiar la línea de tratamiento, la realidad es que en muchos centros de salud de países en desarrollo no se realiza tanto por razones técnicas como económicas.
En el área estudiada, el cambio de tratamiento se basa actualmente en criterios clínicos y en el recuento de células T CD4 (las células diana del VIH), cuando lo necesario sería analizar periódicamente la carga viral de los pacientes para detectar lo más pronto posible un incremento de la misma. De hecho, el estudio reveló que la metodología actual no había podido detectar el 75 % de los casos de fracaso del tratamiento estudiados.
La solución, apunta desde IrsiCaixa Roger Paredes, investigador senior del estudio, es facilitar el acceso a un amplio abanico de tratamientos, “un acceso asequible a nuevos test rápidos de monitoreo viral que permitan detectar el fracaso virológico precoz y que se podrían realizar en los mismos centros de salud, tal y como recomienda la OMS”.
“La distribución a gran escala de test simplificados de carga viral en países en desarrollo sería un paso muy importante, no solo para controlar la enfermedad en esos pacientes, sino también para evitar la transmisión de resistencias al resto de la población”, indica Paredes.
El estudio lo han realizado conjuntamente dos instituciones impulsadas por la Obra Social “la Caixa” y la Generalitat, el Institut de Recerca de la Sida IrsiCaixa y el Instituto de Salud Global de Barcelona ISGlobal.