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La vinculina es una proteína presente en el citoesqueleto que, como ya indica su nombre, contribuye al movimiento y a la difusión de las células a través de la adhesión.
El laboratorio de Adam Engler, en la Universidad de California en San Diego (La Jolla), publica un estudio en el último número de la revista «Science Translational Medicine», donde se describe que la producción de esta proteína en el músculo cardiaco aumenta con la edad en modelos animales (mosca de la fruta, rata, mono) para preservar la función del corazón.
Así, gracias a la presencia de la vinculina, el corazón añoso se remodela para poder continuar con sus funciones, aunque no sea capaz de regenerar nuevas células. Los autores del trabajo destacan que aún no hay ensayos clínicos que evalúen la eficacia de la terapia con la vinculina, si bien constituye un candidato para el tratamiento de las alteraciones cardiacas asociadas al envejecimiento.
En este trabajo se ha comprobado que las moscas cuyo corazón sobrexpresa la proteína vinculina tenían, de media, un 150 % más longevidad que las que no. También se ha constatado que la proteína acumulada en los nexos entre las células del miocardio contrarrestaba la rigidez de los tejidos musculares propia del desgaste, así como la debilidad en la contracción cardiaca.