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El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) impulsa çuna campaña encaminada a buscar fondos para proveer de agua potable a un grupo de escuelas del departamento colombiano de La Guajira, castigado por una severa sequía.
Un deseo que ayuda, es el nombre de la iniciativa promovida por ese organismo internacional, la cual persigue beneficiar a más de mil niños y adolescentes, quienes estudian en colegios del municipio Manaure.
La ausencia de sistemas de acueducto, incide allí en la crisis de seguridad alimentaria, asociada a flagelos como la desnutrición.
Ya que el agua no llega a nivel domiciliario los niños y las mujeres, principalmente, deben desplazarse hasta depósitos ubicados en unas 500 rancherías, para lo cual caminan en algunos casos hasta cuatro y cinco horas, comentó Diego López, funcionario de Unicef
La otra variante es el empleo del agua de lluvia o del río para beber, cocinar, lavar la ropa, bañarse y alimentar a los animales, pero la sequía los priva de ambas alternativas.
Recordó que en el 2014 muchas personas se movilizaron para tratar de llevarles el líquido en bolsas o botellas durante la época de seca, pero pensamos que resultará mejor desarrollar un sistema que garantice ese suministro permanente al menos a las escuelas, dijo.
Desde el comienzo de la campaña en noviembre 2014, se han recolectado 250 millones de pesos, unos 100 mil dólares, la meta es superar los mil 300 millones (500 mil dólares), precisó el representante de Unicef, cuya labor está enfocada en la defensa de los derechos de la niñez.
La idea es llevar el agua y a la vez fomentar una labor educativa en torno al manejo adecuado de la misma, con la higiene indispensable, añadió.
En el municipio de Manuare hay 98 mil habitantes, según el censo de 2005, de los cuales el 65 % está disperso en la zona rural, donde prácticamente no existen fuentes hídricas.
Más de 37 mil niños indígenas sufren de desnutrición en el departamento desértico de La Guajira y unos cinco mil han fallecido de inanición, aunque autoridades Wayú sostienen que el número de pequeños muertos de hambre se acerca, en realidad, a la cifra de 14 mil.
El pueblo aborigen más grande de Colombia (Wayú), establecido en el extremo norte de la nación, muere por falta de alimentos y sed porque el río madre de la región fue represado y su agua privatizada para el servicio de la industria agrícola y la explotación de la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, denunció la publicación.
Marzo 30 / 2015 (PL)
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2015. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A