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En el Instituto de Investigación de la Universidad de Zaragoza y el CIBER-BBN un grupo de científicos estudian, a través del electrocardiograma, el riesgo de sufrir un episodio de muerte súbita cardiaca.Entre los objetivos de su trabajo figura una mejor identificación de los pacientes que realmente pueden beneficiarse del implante de un desfibrilador.
La investigación, que ha recibido a lo largo de este año dos reconocimientos internacionales, tiene como uno de sus objetivos evaluar el comportamiento eléctrico del corazón y proponer marcadores de riesgo cardiaco. Se trata de un análisis útil porque, a partir de una medida no invasiva y simple de obtener, como es el electrocardiograma, se pueden predecir riesgos altos de sufrir eventos arrítmicos que podrían derivar en muerte súbita cardiaca y, en función de ello, diseñar terapias.
La muerte súbita cardiaca puede evitarse implantando desfibriladores en el corazón que sean capaces de realizar automáticamente una descarga eléctrica cuando estos eventos ocurren. Sin embargo, es difícil distinguir a los pacientes que de verdad se beneficiarían de llevar un desfibrilador de los que no. Estudios recientes muestran que sólo un desfibrilador implantable de cada 18 activa sus funciones de desfibrilación alguna vez, por lo que es muy conveniente identificar mejor a los pacientes que realmente pueden beneficiarse de este implante.
El Grupo de Investigación ha realizado un estudio retrospectivo, en el que figuran registros ECG Holter de 24 horas de 650 pacientes con insuficiencia cardiaca, de ellos, en los siguientes cuatro años fallecieron 52 por muerte súbita cardiaca y 67 por fallo mecánico crónico del corazón.
La conclusión del estudio es que un valor elevado de este marcador propuesto es pro-arrítmico e identifica apropiadamente a los pacientes con mayor riesgo de derivar en muerte súbita cardiaca, mientras que un valor excesivamente bajo se asocia con mayor riesgo de muerte por progresión de la insuficiencia crónica del corazón.
Este resultado, que debe confirmarse en futuros estudios clínicos, permitiría distinguir a los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica que podrían beneficiarse en mayor medida de llevar un desfibrilador implantable los pacientes con riesgo a sufrir un episodio de muerte súbita cardiaca, de aquellos que deberían ser dirigidos a otros tratamientos o medidas preventivas (fallo mecánico crónico), e identificar también aquellos que no presentan riesgos a medio plazo, con las ventajas económicas que ello también supondría para los sistemas de salud.
diciembre 4/2014 (Diario Médico)