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La comunidad médica internacional insta a impulsar estrategias públicas para mejorar el bienestar del adulto mayor, en vistas del creciente envejecimiento de la población, en una serie de artículos publicados en «The Lancet«.
En esta serie, coordinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se advierte de que, si los sistemas públicos no toman medidas para atender a una población cada vez más longeva, empeorará la vida de estos ancianos y también aumentará la carga para los servicios sanitarios.
A medida que los humanos viven más años, el aumento de las enfermedades crónicas junto con el deterioro de las condiciones de vida se convertirán «en un gran reto para la salud pública global», afirman los expertos.
Se calcula que para 2020 el número de personas de más de 60 años superará el de niños menores de cinco años en el mundo, mientras que para 2050 la población de más de 60 llegará a 2000 millones, de 841 millones actuales.
Un 80 % de estas personas mayores vivirán en países de pocos recursos o de nivel medio, se señala en «The Lancet», que advierte de que el hecho de que la gente viva más no significa que estén más sanos.
El aumento de la expectativa de vida en los países de más recursos se ha debido sobre todo al descenso de las muertes por enfermedades cardiovasculares como resultado de mejores estrategias sanitarias y medidas simples pero efectivas como el dejar de fumar y reducir la tensión alta.
Pese a esa mayor longevidad, un 23 % de la carga global de muerte y enfermedad se da entre personas de más de 60 años, y se atribuye a trastornos de largo plazo causados por enfermedades como el cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y del corazón, dolencias musculares y de los huesos (como artritis y osteoporosis) y enfermedades mentales y neurológicas.
Estas enfermedades duraderas, apuntan los especialistas, afectan cada vez más tanto a los pacientes como a sus familias y a los sistemas sanitarios públicos.
Por ejemplo, se calcula que el número de personas con demencia aumentará de los 44 millones actuales a 135 millones de aquí a 2050.
«Se requieren reformas profundas y fundamentales de los sistemas de atención y salud», afirma en «The Lancet» el director del departamento de envejecimiento y curso de la vida de la OMS, John Beard.
Beard, que coordinó los artículos con sus colegas Ties Boerma y Somnath Chatterji, avisa de que «hay que ir con cuidado» para que estas reformas «no refuercen la desigualdad que lleva a la mala salud y a la limitación de funciones que se aprecia en la edad avanzada».
Boerma, director del departamento de informática y estadísticas de salud de la OMS, señala que, si bien algunas estrategias podrán aplicarse de forma universal, es importante que «cada país haga un seguimiento» de su población anciana para «diseñar programas que satisfagan las necesidades identificadas».
Los autores de la serie sostienen que las iniciativas para mejorar la calidad de vida de la gente mayor deben ir «mucho más allá del sector sanitario».
Así, a fin de prevenir y gestionar las enfermedades crónicas, se necesitan otras estrategias públicas ambiciosas, como facilitar el acceso gratuito a los sistemas de salud para todos los adultos de edad y tener en cuenta los entornos sociales y físicos.
Entre otras cosas, los expertos sugieren propiciar que las personas trabajen más años (por ejemplo, con incentivos fiscales), mejorar la atención preventiva y el diagnóstico temprano (impulsando la reducción del consumo de sal o aumentando las vacunaciones), usar la tecnología (con clínicas móviles en poblaciones rurales) y formar al personal sanitario en la gestión de enfermedades crónicas múltiples.
noviembre 6/2014 (EFE)
Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2014 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.