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Nuevos datos publicados en «Mayo Clinic Proceedings» sugieren que existe una paradoja en la obesidad, ya que el sobrepeso protege a los pacientes de la mortalidad cardiovascular. Un equipo de investigadores ha confirmado que el riesgo de mortalidad total, mortalidad cardiovascular e infarto de miocardio es más elevado en pacientes con bajo peso.
En un metanálisis de 36 estudios, Abshishek Sharma y su equipo de la Universidad Estatal de Nueva York (Estados Unidos) determinaron que un IMC bajo en decenas de miles de pacientes con arteriopatía coronaria sometidos a procedimientos de revascularización coronaria está asociado a un riesgo del 1,8 al 2,7 de infarto de miocardio y una mortalidad cardiovascular en un periodo de seguimiento de 1,7 años. El riesgo de mortalidad cardiovascular fue más bajo entre pacientes con sobrepeso con un elevado IMC en comparación con las personas con un IMC normal.
«Llegados a este punto solo podemos especular sobre los motivos de esta paradoja. Una explicación puede ser que los pacientes con sobrepeso son más propensos a recibir fármacos cardioprotectores como beta-bloqueantes y estatinas en dosis más elevadas que la que recibe la población con un peso normal. Además, los pacientes con sobrepeso padecen deterioro de las arterias coronarias, lo cual contribuye a resultados más favorables. Esta población podría tener una reserva metabólica más elevada, que actúa de forma protectora en condiciones crónicas como enfermedad arterial coronaria», explica Sharma.
En un segundo estudio, los investigadores examinaron la paradoja de la obesidad desde otra perspectiva evaluando los efectos de la función de la masa magra corporal (MMC) y la grasa corporal (GC) en su correlación entre el incremento del índice de masa corporal y el decrecimiento de la mortalidad. Este estudio mostró que una masa magra corporal elevada estaba asociada con una disminución de la mortalidad en un 29 % y, mientras que la grasa corporal elevada había mostrado beneficios en cuanto a la supervivencia, esta ventaja desapareció tras una regulación de la masa magra corporal, sugiriendo que los tejidos no grasos sostienen el papel principal en la concesión de mayor supervivencia.
julio 18/2014 (Diario Médico)