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Los pacientes con esclerosis múltiple (EM) pueden presentar brotes de tipo cognitivo que son asintomáticos y normalmente pasan desapercibidos, pero en los que igualmente se desencadena un proceso de inflamación y se producen lesiones en el cerebro que se van acumulando, ha explicado a Diario Médico Xavier Montalbán, jefe del Servicio de Neurología y Neuroinmunología del Hospital Valle de Hebrón y presidente del comité organizador de la III Conferencia anual de la Sociedad Internacional de Cognición y Esclerosis Múltiple, que se ha celebrado recientemente en Barcelona.
Según ha quedado de manifiesto durante la reunión científica, tradicionalmente no se había dado mucha importancia al posible déficit cognitivo asociado a esta enfermedad, pero tras la acumulación de evidencia científica en los últimos 10-15, se ha podido demostrar que este proceso degenerativo puede comenzar desde fases muy tempranas e ir progresando.
A diferencia de otros tipos de brotes, los cognitivos no presentan una sintomatología clara, por lo que normalmente pasan desapercibidos. Sin embargo, su aparición podría ser un signo de que el tratamiento que está recibiendo el paciente no está siendo efectivo y pone sobre la mesa la necesidad de plantear un posible cambio a una alternativa de segunda línea.
La inflamación y las lesiones asociadas a un brote cognitivo son detectables mediante técnicas de diagnóstico por la imagen, como la resonancia magnética (RM). Además, cuando el paciente los sufre también aparecen alteraciones en los resultados de pruebas como el SDMT (Symbol Digit Modalities Test). Montalbán considera que, en base a estos datos, es conveniente realizar un seguimiento neuropsicológico periódico -cada cinco o seis meses- de estos enfermos y, ante cualquier sospecha, realizar una RM para descartar o confirmar estos brotes y sus posibles consecuencias.
Rehabilitación precoz
En base a los estudios más recientes que se han discutido en la conferencia, se estima que entre un 20 y un 35 % de los pacientes con EM pueden presentar deterioro cognitivo en algún momento de su enfermedad. Además, este proceso es progresivo, lo que plantea la necesidad de realizar de la forma más precoz posible la rehabilitación.
Montalbán ha recordado que el ejercicio intelectual es clave para preservar la reserva cognitiva, que se sabe que es uno de los factores que contribuyen a «amortiguar» este deterioro.
Otro de los aspectos que se han abordado en la reunión científica son los determinantes patogénicos implicados en el deterioro cognitivo de los pacientes con EM. Los últimos resultados sugieren que la sustancia gris podría tener especial relevancia, tal como sucede con otras enfermedades neurodegenerativas.
junio 19/2014 (Diario Médico)