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El motivo de que algunas personas puedan aguantar el dolor mejor que otras ha sido un misterio. Ahora, una nueva investigación sugiere que la genética podría tener que ver en si la tolerancia al dolor es baja o alta.
Los investigadores localizaron cuatro genes que podrían ayudar a explicar por qué las percepciones al dolor varían de una persona a otra.
«Nuestro estudio es bastante significativo, porque provee una forma objetiva de comprender el dolor y el por qué distintos individuos tienen distintos niveles de tolerancia al dolor», aseguró en un comunicado de prensa de la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) el autor del estudio, el Dr. Tobore Onojjighofia, de Proove Biosciences y miembro de la academia.
«Identificar si una persona porta estos cuatro genes podría ayudar a los médicos a comprender mejor la percepción de dolor del paciente», explicó Onojjighofia. La investigación fue financiada por Proove Biosciences.
En el estudio participaron más de 2700 personas que tomaban unos analgésicos recetados llamados opiáceos (que comúnmente se conocen como narcóticos) para el dolor crónico. Se pidió a los participantes que evaluaran su dolor en una escala de 0 a 10. Tras excluir a los que reportaron el dolor como cero, los investigadores dividieron a los demás pacientes en tres grupos, según su puntuación de dolor.
De todos los participantes, se consideró que el 9 % tenían una percepción baja del dolor. Se consideró que el 46 % de los pacientes tenían dolor moderado. Finalmente, se calificó al 45 % de los pacientes con una percepción alta del dolor.
También se evaluaron los genes COMT, DRD2, DRD1 y OPRK1 de los participantes.
El gen DRD1 fue más común entre los que tenían una percepción baja del dolor, reveló el estudio. Los investigadores hallaron que esa variante genética era un 33 % más común en el grupo de dolor bajo que en el grupo de dolor alto.
En los que tenían un dolor moderado, se observó más la presencia de los genes COMT y OPRK. El COMT fue un 25 % más común entre los que tenían dolor moderado que entre los que tenían una percepción alta del dolor. El OPRK fue un 19 % más prevalente, hallaron los investigadores.
Mientras tanto, la variante genética DRD2 fue un 25 % más común entre los que tenían una percepción alta del dolor que entre los que tenían un dolor moderado.
«El dolor crónico puede afectar a todas las demás partes de la vida», señaló Onojjighofia. «Hallar los genes que quizá tengan un rol en la percepción del dolor podría proveer un objetivo para el desarrollo de nuevas terapias, y ayudar a los médicos a comprender mejor las percepciones de dolor de sus pacientes».
Sus hallazgos, se presentarán en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología, en Filadelfia. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Según su sitio web, Proove, con sede en California, provee a los médicos «información para mejorar la selección, dosificación y evaluación de los medicamentos. La compañía ofrece pruebas de laboratorio registradas reembolsadas por las aseguradoras»
Investigadores de la Academia Americana de Neurología han logrado identificar una serie de genes que podrían estar vinculados a la tolerancia que tienen las personas para aguantar el dolor.
Para llevar a cabo este estudio, se evaluaron a 2.721 personas que padecían dolor crónico y estaban tomando medicamentos para el dolor con opioides recetados. De esta forma, los expertos comprobaron que los genes implicados eran COMT, DRD2 , DRD1 y OPRK1 .
Asimismo, los participantes calificaron su percepción de dolor en una escala de cero a diez, aunque no se estudiaron a aquellas que no tenían ningún tipo de dolor. En concreto, la baja percepción del dolor se definió como una puntuación de 1, 2 o 3; la percepción del dolor moderado fue una puntuación de 4, 5 o 6; y la percepción de alto dolor era una puntuación de 7, 8, 9 o 10 .
Ante esto, el 9 % de los participantes tenía baja la percepción del dolor, el 46 % tenía la percepción del dolor moderado y el 45 % tenían una alta percepción del dolor.
Además, los investigadores encontraron que la variante del gen DRD1 fue del 33 % más frecuente en el grupo de bajo dolor que en el grupo de alto dolor. Entre las personas con una percepción del dolor moderado, las variantes de la COMT y OPRK fueron un 25 % y 19 % más a menudo se encuentran que en aquellos con una percepción alta de dolor. La variante de DRD2 era 25 % más común entre las personas con una percepción alta de dolor en comparación con las personas con dolor moderado.
abril 21/2014 (Medlineplus)