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Las mujeres con una alimentación rica en ácidos grasos omega 3 derivados del pescado serían menos propensas a desarrollar artritis reumatoidea que las que evitan el pescado.
Un equipo entrevistó a un grupo de mujeres de Suecia y observó que en más de siete años, el consumo prolongado de más de una porción semanal de pescado graso estuvo asociado con una reducción del riesgo de padecer la enfermedad.
«Este estudio es el primero que atribuye el efecto protector del pescado contra la artritis reumatoidea a su contenido de omega 3″, dijo Daniela Di Giuseppe, estudiante de doctorado del Instituto Carolino de Estocolmo y autora principal del estudio.
La artritis reumatoidea es una enfermedad autoinmune que causa inflamación, deformación y discapacidad articular. Quienes la padecen sufren de un riesgo aumentado de desarrollar enfermedad coronaria, infecciones, ansiedad, depresión y cánceres sanguíneos, como la leucemia.
El Colegio Estadounidense de Reumatología estima que el 0,5-1 % de la población estadounidense tiene artritis reumatoidea. Las mujeres son entre dos y tres veces más propensas que los hombres a desarrollarla, generalmente a partir de los 60 años.
El equipo de Di Giuseppe siguió a unas 32 000 mujeres nacidas entre 1914 y 1948 de la Cohorte Sueca de Estudios Mamográficos. Las mujeres informaron sobre el consumo de pescado en 1987 y 1997.
Se utilizaron registros nacionales para identificar los nuevos casos de artritis reumatoidea entre el 2003 y 2010. El equipo dividió a las mujeres en cinco grupos según la cantidad de ácidos grasos omega 3 en la dieta (entre 0,21 g o menos por día hasta por lo menos 0,5 g por día). El consumo de 0,21 g diarios equivale a una porción por semana de salmón u otros pescados grasos o cuatro porciones por semana de pescado magro, como el bacalao.
Durante el seguimiento, 205 mujeres desarrollaron artritis reumatoidea, según publica el equipo en Annals of the Rheumatic Diseases.
El consumo prolongado de cualquier pescado una vez por semana, versus menos de una porción semanal, redujo un 29 % el riesgo de padecer la enfermedad. Pero ese resultado podría atribuirse al azar.
Las mujeres que consumían más de 0,21 g diarios de omega 3 derivados del pescado en 1987 y 1997 tenían un 52 % menos riesgo de desarrollar la enfermedad, comparado con las que menos ácidos grasos ingerían.
El equipo identificó un efecto umbral, lo que sugiere que un mayor consumo de omega 3 no siempre sería mejor: mientras que el riesgo de desarrollar la enfermedad aumentaba con el consumo de 0,35 g/día, los beneficios parecían disminuir cuando el consumo superaba a ese valor.
Los resultados coinciden con estudios previos que habían detectado un efecto umbral y con las recomendaciones del Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, que aconsejan consumir por lo menos dos porciones de pescado por semana.
El equipo consideró que «el consumo moderado de pescado basta para reducir el riesgo de enfermar».
Los genes y el estilo de vida influirían en la aparición de la artritis reumatoidea. El doctor Simon Helfgott, de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston, aseguró que hay tres consejos para prevenir la enfermedad: no fumar, evitar la enfermedad de las encías con una buena higiene bucal y mejorar la alimentación.
septiembre 6/2013 (Diario Salud.net)
Daniela Di Giuseppe, Alice Wallin, Matteo Bottai, Johan Askling, Alicja Wolk. Extended report: Long-term intake of dietary long-chain n-3 polyunsaturated fatty acids and risk of rheumatoid arthritis: a prospective cohort study of women. Ann Rheum Dis annrheumdis 2013. Doi:10.1136/annrheumdis-2013-203338.