Las terapias no farmacológicas son un buen complemento de las terapias farmacológicas para las personas que sufren demencia y ayudan a retrasar el ingreso de uno de cada tres pacientes.

Según los expertos que han participado en unas jornadas organizadas por el Hospital Sagrat Cor de Martorell de Hermanas Hospitalarias, las terapias no farmacológicas son un buen complemento de las terapias farmacológicas para las personas que sufren demencia y ayudan a retrasar el ingreso de uno de cada tres pacientes.

En el mundo hay unos 35,6 millones de personas que sufren demencia, y cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos, asegura la Organización Mundial de la Salud. El progresivo envejecimiento de la población está causando que cada vez haya más personas que sufren demencia, como la enfermedad de Alzheimer (la demencia más común), la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy, la enfermedad de Huntington…

Las terapias farmacológicas son el tratamiento empleado para combatir los síntomas de estas enfermedades, pero tienen efectos secundarios. Por eso, hay expertos que buscan alternativas no farmacológicas para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Como ha explicado Jesús Ruiz, coordinador de la Unidad Polivalente Barcelona Norte del Hospital Mare de Déu de la Mercè, «las terapias no farmacológicas son un buen complemento de las farmacológicas. Estas últimas son eficaces, pero tienen riesgos. Funcionan para tratar los síntomas, pero las no farmacológicas también permiten mejorar otros aspectos de la vida del paciente y, además, no tienen efectos secundarios». Las terapias no farmacológicas incluyen la equinoterapia, la terapia asistida con perros, la estimulación multisensorial, la estimulación cognitiva, la musicoterapia… Aunque la demencia sigue su progreso, reducen los trastornos conductuales (como la agitación o la irritabilidad) de muchos pacientes, facilitan la afectividad de los pacientes y su comunicación con el entorno y, en general, mejoran su calidad de vida. «Lo importante es que la terapia no farmacológica empleada se ajuste a las necesidades de cada persona pero también de su entorno, que incluye a los cuidadores y los familiares», ha añadido Jesús Ruiz.

Un ejemplo de este tipo de terapias es la equinoterapia para la enfermedad de Huntington. «Ayuda a tratar aspectos motores -ha señalado Jesús Ruiz-, ya que, al montar a caballo, se mejora el equilibrio y la marcha. Y, de este modo, se previenen caídas». En el caso de las personas que sufren daño cerebral debido al consumo de alcohol, se pueden realizar terapias físicas como «el equilibrio unipodal, es decir, andar a la pata coja. O la marcha tándem, que consiste en andar siguiendo una línea y realizando ejercicios cada vez más complicados, como dar palmas o lanzar una pelota al aire. Son ejercicios que ayudan a mejorar el equilibrio».

A juicio de los expertos, es fundamental que cada vez haya más estudios que avalen la eficacia de estas terapias. Como ha explicado Manel Sánchez, coordinador de la Unidad de Psiquiatría Geriátrica del Hospital Sagrat Cor de Martorell (Barcelona), «siempre ha sido complicado aplicar estas terapias, entre otros motivos, porque su eficacia se ha visto con escepticismo. Pero hay estudios que demuestran su eficacia». Y también su eficiencia, es decir, su buena relación entre costes y resultados. «En el año 2010 se publicó un metaanálisis de varios estudios en la revista Dementia and Geriatric Cognitive Disorders (DOI:10.1159/000316119) que señalaba que, gracias a estas terapias, uno de cada tres personas con alzhéimer retrasaban su ingreso hospitalario uno o dos años. Y eso supone una mejor calidad de vida para ellos y un ahorro económico».

Uno de los problemas asociados a las demencias son los trastornos conductuales, como la irritabilidad o la agitación. Restan mucha calidad de vida a las personas que los sufren, pero también complican muchísimo la relación con cuidadores y familiares. Como ha explicado Manel Sánchez, «cuando un paciente está muy agitado, se le suele dar un fármaco que lo seda. En algunos casos, con las terapias no farmacológicas se pueden reducir esos síntomas. Con la técnica de estimulación multisensorial buscamos estimular sentidos primarios como la vista, el tacto o el oído. Por ejemplo, con haces de fibra óptica o aromas. Estímulos que llaman la atención de los pacientes. Hemos comprobado que hay pacientes muy agitados que cuando reciben estos estímulos se calman. Incluso, hay estudios científicos que demuestran que la lavanda los relaja mucho, algo que puede ser muy útil en un momento complicado como el baño, cuando muchos pacientes con demencia se ponen nerviosos».

Uno de los objetivos de estas terapias es mejorar la comunicación entre el paciente y sus cuidadores. Para lograrlo, se puede emplear la terapia asistida con perros. «Por ejemplo, los perros adiestrados para realizar este tipo de intervenciones ayudan muchísimo a la comunicación entre el paciente y el terapeuta», ha señalado Xelo Casado, psicóloga del área de Psicogeriatría del Complejo Asistencial en Salud Mental Benito Menni, de Sant Boi de Llobregat (Barcelona). «Los perros despiertan la afectividad de estos pacientes y los ayudan a salir de su aislamiento social. Hay personas a las que no les gustan los perros, y, por tanto, no los utilizamos con ellas. Pero en muchos casos funcionan. En pacientes que están encamados, subimos al perro a la cama y el paciente lo acaricia, lo peina, le sonríe… A muchos pacientes les cambia la cara cuando ven al perro. También podemos hacer sesiones en grupo, y jugar a lanzarle una pelota al perro. De este modo se trabaja la atención, la memoria, el lenguaje…»

Por otro lado, las terapias no farmacológicas pueden ayudar a que el deterioro de áreas como el lenguaje, la memoria o la atención no sea tan rápido. «La estimulación cognitiva permite trabajar estas áreas. Si no se hace nada, el deterioro es más rápido», ha añadido Xelo Casado.
julio 26/2013 (Diario Médico)

Olazarán J., Reisberg B., Clare L., Cruz I., Peña-Casanova J., del Ser T.Nonpharmacological Therapies in Alzheimer’s Disease: A Systematic Review of Efficacy. Dement Geriatr Cogn Disord ;30:161–178. 2010 Sep 10

agosto 1, 2013 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Enfermedad de Alzheimer | Etiquetas: , , |

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