jul
31
Investigadores han desarrollado un nuevo método de cribado para diagnosticar el autismo, que a diferencia de los métodos actuales no se basa en criterios subjetivos. La nueva técnica permite un diagnóstico precoz, objetivo y preciso del autismo, midiendo pequeñas fluctuaciones en el movimiento y utilizando un mapa digital en tiempo real del sujeto que puede determinar el grado exacto en que sus patrones de movimiento difieren de los individuos en vías de desarrollo más típicas, según describe Frontiers.
Los estudios, financiados con una beca de la Fundación Nacional de Ciencia, en Estados Unidos, fueron dirigidos por Elizabeth Torres, neurocientífica computacional, y Dimitri Metaxas, científico de la computación, de la Universidad de Rutgers, en colaboración con Jorge V. José, físico teórico y neurocientífico computacional de la Universidad de Indiana, ambas instituciones en Estados Unidos.
«Esta investigación podría abrir las puertas para la comunidad autista, ofreciendo la posibilidad de un diagnóstico a una edad mucho más temprano y posiblemente permitir el inicio de la terapia más temprana en el desarrollo del niño», dice José, vicepresidente de investigación de la Universidad de Indiana y profesor de Fisiología Celular y de Integración en la Escuela de Medicina de la Universidad.
Los investigadores dicen que esta herramienta podría cambiar la forma en que los niños autistas aprenden y se comunican al ayudarles a desarrollar la automotivación, en lugar de basarse en las señales y los comandos externos, que son la base de la terapia conductual para niños con autismo.
Torres y su equipo crearon un soporte digital que funciona como una «Wii» (consola de juegos). A los niños autistas se les expuso a los medios de comunicación, con videos de ellos mismos, dibujos animales, un videoclip o un programa de televisión de sus favoritos y aprendieron a comunicar lo que querían con un movimiento simple.
«Cada vez que los niños atraviesan una región en el espacio por un medio de comunicación que les gusta, es interminable. Empiezan a explorar aleatoriamente sus alrededores, buscan en el espacio ese punto y luego lo hacen de forma sistemática. Una vez que ven una conexión de causa y efecto, se mueven deliberadamente. La acción se convierte en un comportamiento intencional», explica Torres.
Los investigadores encontraron que de los 25 niños en el estudio, la mayoría de los cuales no utilizaba el lenguaje verbal, aprendió de forma espontánea a elegir sus medios de comunicación favoritos y conservaron ese conocimiento con el tiempo. Los niños aprendieron independientemente que podían controlar su cuerpo para transmitir y conseguir lo que quieren. «Los niños tuvieron que buscar ellos mismos punto mágico. Nosotros no les instruimos», dice Torres.
Torres cree que las formas tradicionales de terapia, que ponen más énfasis en el comportamiento socialmente aceptable, en realidad pueden obstaculizar a los niños con autismo por tratarse de mecanismos desalentadores que han desarrollado para hacer frente a sus diferencias sensoriales y motoras, que varían mucho de un individuo a otro.
«Con base a mi experiencia de 40 años en el autismo, veo este trabajo como verdaderamente innovador y destinado a tener un gran impacto a través de múltiples disciplinas de la ciencia del cerebro. Proporciona un poderoso nuevo marco para la evaluación y clasificación de autismo que no requiere evaluación subjetiva humana e invita a una transformación de las terapias conductuales actuales, desde el énfasis en las terapias basadas en la instrucción a las técnicas de autodescubrimiento por exploración», concluye Anne M. Donnellan, directora del Instituto del Autismo de la Universidad de San Diego (Estados Unidos).
julio 30/2013 (Diario Salud.net)