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Para los papás que buscan la felicidad matrimonial, un estudio reciente sugiere que apenas dos factores son particularmente importantes: estar involucrado con los hijos, claro, pero también hacer una buena parte de las tareas del hogar.
En otras palabras, simplemente sacar a los niños a jugar con la pelota no funciona.
«En nuestro estudio, las esposas pensaban que la implicación de los papás con los hijos y la participación en las tareas del hogar están interrelacionados, y que funcionan en conjunto para mejorar la calidad del matrimonio», señaló Adam Galovan, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Misuri, en Columbia. «Creen que ser un buen papá supone más que simplemente hacer cosas que tienen que ver con el cuidado de los hijos».
Galovan halló que las esposas se sentían más amadas cuando los esposos se involucraban con los hijos, pero que ayudarlas con las responsabilidades cotidianas del hogar también importa.
Pero a Galovan le sorprendió hallar que la forma específica en que el matrimonio se dividía el trabajo no pareció importar mucho. Esposos y esposas son más felices cuando comparten la crianza y las responsabilidades del hogar, pero las tareas no tienen que dividirse por igual, según el estudio. Lo que importa es que ambos padres participen activamente tanto en las tareas como en la crianza.
Hacer las tareas del hogar y estar involucrado con los hijos parecieron ser formas importantes para que los esposos conectaran con sus esposas, y esa conexión se vincula con unas relaciones mejores, explicó Galovan.
La investigación aparece en una edición reciente de la revista Journal of Family Issues (doi: 10.1177/0192513X13479948).
Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de un estudio de 2005 que extrajo licencias de matrimonio de parejas que habían estado casadas menos de un año que pertenecían al Departamento de Salud de Utah. Los investigadores observaron cada tercera o cuarta licencia de matrimonio por un periodo de seis meses.
A partir de los datos, Galovan encuestó a 160 parejas que tenían entre 21 y 55 años de edad y que estaban casados en su primer matrimonio. La mayoría de los participantes (el 73 %) tenían entre 25 y 30 años de edad. Cerca del 97 % eran blancos. De los participantes, el 98 % de los esposos y el 16 % de las esposas reportaron que trabajaban a tiempo completo, mientras que el 24 % trabajaban a medio tiempo. La pareja promedio había estado casada unos cinco años y los ingresos promedio de los participantes eran de entre 50 000 y 60 000 dólares al año.
Las parejas indicaron cuál cónyuge eran generalmente responsable de realizar 20 tareas comunes del hogar, o si ninguno o ambos eran responsables. Los papás calificaron su implicación en la vida de sus hijos, y las mamás anotaron qué tan implicados creían que estaban sus esposos con los hijos. Ambos cónyuges calificaron su felicidad con la forma en que se dividían las tareas del hogar y con el matrimonio.
Los hombres y las mujeres difirieron en la forma en que reportaron la calidad del matrimonio. Para las esposas, la relación entre papá e hijos y la participación del papá eran lo más importante, seguidos por la satisfacción con la forma en que se realizaban las tareas del hogar.
Para los esposos, la satisfacción con la división de las tareas del hogar fue lo primero, seguido por los sentimientos de la esposa sobre la relación entre papá e hijos, y luego el grado de implicación que el papá tenía con los hijos.
Por su parte, Laurie Gerber, presidenta de Handel Group Life Coaching, en la ciudad de Nueva York, afirmó que el estudio le parece acertado. Las mujeres realmente aprecian la ayuda práctica en casa, pero los hombres no se dan cuenta intuitivamente porque ven las cosas de manera muy distinta, afirmó. «Si un hombre quiere agradar a su esposa, debe hacer una tarea», aseguró. «Si una mujer desea agradar a un hombre, debe seducirlo».
Un estudio publicado a principios de año en la revista American Sociological Review mostró que los hombres casados que pasan más tiempo realizando tareas tradicionales del hogar reportan tener sexo con menos frecuencia que los esposos que se adhieren a los trabajos masculinos más tradicionales, como la jardinería o las reparaciones en casa. Aunque a las mujeres les gusta que las ayuden, hacer demasiadas de las tareas podrían convertir al esposo de forma inadvertida más en un compañero que ayuda que en un amante, halló la investigación.
En lugar de basar la elección de tareas en los roles tradicionales, Gerber recomienda que las tareas se dividan tanto según a quién le importa más realizar un trabajo en particular y en quién lo hace mejor. «A mi esposo no le importa si la ropa de los niños combina bien, y a mí no me importa si el aceite del coche se cambia», comentó. Las parejas deben sentarse y conversar sobre quién tendrá la responsabilidad primaria de qué. «Eso evita las peleas y aclara las cosas».
Para Gerber, intentar que la crianza propia, lo que la cultura dice que uno debe hacer o lo que dice el estereotipo de género no influyan es esencial, sino más bien lo que uno cree que es lo correcto. «El matrimonio implica estar ahí para el otro, y se trabaja en equipo para que la familia funcione», enfatizó.
junio 13/2013 (HealthDay News) –
Adam M. Galovan, Erin Kramer Holmes, David G. Schramm, Thomas R. Lee. Father Involvement, Father-Child Relationship Quality, and Satisfaction With Family Work: Actor and Partner Influences on Marital Quality. Journal of Family Issues, 0192513X13479948, Mar 8, 2013
Abstract
Using family systems theory and an actor–partner interdependence model, we examine the influence of the division of family work (including fathers’ participation in child rearing) on father–child relationship quality, satisfaction with the family work division, and marital quality. The strongest effect on both spouses’ marital quality is wives’ perception of father–child relationship quality. Following this, wives’ perceptions of father participation in child rearing are positively associated with both spouses’ reports of marital quality. Furthermore, both husbands and wives report higher marital quality when they are more satisfied with the division of labor. When wives report their husbands have greater responsibility for family tasks, both spouses report higher satisfaction with the division of labor. Post hoc analyses revealed that wives are more satisfied with the division of labor when they work with their spouse rather than alone. All findings support a systemic relational orientation to family work, the division of roles, and relationship quality.