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Impulsos eléctricos sobre el cuero cabelludo de los pacientes con epilepsia parece ser una opción efectiva en la reducción de crisis y sin efectos secundarios adversos, según resultados preliminares de laboratorio, afirmó la investigadora Luisa Lilia Rocha Arrieta.
La científica del Departamento de Farmacobiología, adscrita al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), señaló que su equipo está colaborando con expertos de la Universidad de Rhode Island, en Estados Unidos, en particular con el ingeniero en bioelectrónica, Walter Besio, para diseñar electrodos con ese fin.
Explicó que han encontrado que ese tipo de estimulación en animales reduce la excitabilidad del cerebro, por lo que intentan encontrar un tipo de estimulación que sea accesible a cualquier tipo de persona que no requiera la introducción a nivel intracerebral de electrodos o la estimulación del nervio vago que implica una cirugía.
Explicó que aún es necesario hacer diversas pruebas para asegurar que no haya efectos secundarios adversos peores que la misma crisis, ya que si este tipo de estimulación causara demasiada supresión de la actividad cerebral, podría derivar en padecimientos como la depresión.
La doctora en Farmacología reconoció que en décadas pocos han sido los cambios en el tratamiento, porque aunque existen diversas drogas antiepilépticas, en la mayoría de los casos los pacientes tardan en acudir al médico o toman medicamentos de manera arbitraria, lo que provoca que el cerebro se vuelva resistente a fármacos antiepilépticos.
Otra estrategia ha sido la cirugía de epilepsia, pero no todos los pacientes son candidatos, pues se necesita una evaluación integral e investigación exhaustiva sobre sus posibles consecuencias para asegurar que una vez que se remueva el foco epiléptico no se afecte la memoria o el movimiento de alguna parte del cuerpo del paciente.
Para la ganadora del premio a los 30 Personajes que Transforman a México en la categoría de Conciencia (Neuropsicología), otorgado por la revista Quo y Discovery Channel, los altos costos en los tratamientos han provocado que las personas recurran a curanderos o a la medicina alternativa.
«Aquí la cuestión es tener conocimiento de que la epilepsia no es una, sino muchas y cada tipo de epilepsia requiere un tratamiento específico. Estamos en el siglo XXI y las personas le siguen teniendo miedo a la palabra epilepsia.
«Eso produce una estigmatización muy fuerte, casi como la que se vivía en la época medieval en la que hablar de epilepsia era hablar del demonio en el cuerpo de las personas que lo padecen y no es así», puntualizó.
mayo 30/2013 (Notimex)
Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»