La hepatitis, sobre todo en sus variantes B y C, que tienden a hacerse crónicas y dañar la estructura y la función del hígado, constituyen un mecanismo más para el desarrollo de diabetes, aseguró el especialista Paulo López Guillén.

El experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco explicó que lo anterior se debe a que la hepatitis en las variantes ya señaladas, en el 99 % de los casos, no da síntomas evidentes y por lo mismo avanza.

«Altera no solo la estructura del hígado, sino la producción de insulina, la cual se reduce, facilitando así el desarrollo de diabetes mellitus», detalló el infectólogo.

En lo que respecta a la hepatitis B, dijo, su mecanismo de transmisión es muy similar al del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) e incluye la vía sexual y la sanguínea y es sumamente contagiosa.

La tipo C, por su parte, se transmite a través de la sangre, de ahí que las personas que recibieron transfusiones antes de 1986, cuando se instauró el programa de Sangre Segura, así como quienes son adictos a drogas inyectables, se han tatuado o se han colocado «piercings», tienen el riesgo incrementado a desarrollarla.

Indicó que el virus C de la hepatitis, en el 95 % de las personas, una vez que ingresa al organismo «se queda y puede pasar mucho tiempo antes de que se exprese», de ahí que se le considere crónico.

En el 5 % restante, la persona entra en contacto con el micro-organismo, pero forma anticuerpos que impiden al virus instalarse en el hígado y por lo tanto «no quedan ni como portadores ni mucho menos llegan a enfermar», apuntó.

Destacó que cualquiera que sea el caso, se trata de una enfermedad prevenible, pero también una vez instalada, es tratable e incluso curable.

«En el IMSS tenemos medicamentos de primera línea», apuntó el galeno y dijo que también existe la vacuna específicamente contra la forma B de la enfermedad, «la cual, nuestros hijos ya a los 11 años deben habérsela aplicado».

López Guillén resaltó que la debilidad es el síntoma cardinal, en la mayoría de los casos y al ser tan vago, la persona ni siquiera sospecha que puede estar cursando con hepatitis.

Mencionó que para determinar con toda certeza la presencia de ese padecimiento, se requiere de pruebas como una biometría hemática, porque una persona con hepatitis tiende a presentar alteraciones en el número de plaquetas y de los glóbulos blancos.

Asimismo, es importante que se le haga una prueba de la función hepática, esto también mediante un análisis de las enzimas del hígado, las transaminasas concretamente, las cuales tienden a elevarse como manifestación de problemas, en este importante órgano.

En cuanto al tratamiento, este es largo y puede ir de tres meses a un año: «si nos damos cuenta de la enfermedad antes del desarrollo de cirrosis que es el paso final de la hepatitis, podemos iniciar tratamiento, el cual puede curar el 60 % de los genotipos Uno A y Uno B y el 95 % de los genotipos dos y tres», precisó.

Durante el tratamiento, se le pide al paciente que evite el consumo de bebidas alcohólicas y la ingesta de medicamentos que, como el paracetamol, se excretan por el hígado; «los medicamentos para tratar la hepatitis se utilizan una vez por semana» y el apego a los mismos es fundamental, concluyó.
mayo 23/2013 (Notimex)

Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

mayo 24, 2013 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Endocrinología, Enfermedades infecciosas | Etiquetas: , , , |

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