La línea que separa el estado vegetativo, en el que no hay consciencia, del mínimamente consciente (EMC), donde existen indicios mínimos pero definitivos de posibilidad de consciencia, es muy difícil de trazar. Joseph T. Giacino, director de Rehabilitación Neuropsicológica del Hospital Spaulding y de la Universidad de Harvard (Boston), estableció en 2002, junto con otros investigadores, los primeros criterios para el diagnóstico del EMC, en la revista Neurology (doi: 10.1212/WNL.0b013e31827f0f31).

Diez años después, Giacino sigue insistiendo en la idea de que el «límite entre lo reversible y lo irreversible en los estados vegetativos es más fino de lo que se creía», y al respecto recuerda que en las guías diagnósticas se indica que a partir de los doce meses un paciente en dicho estado por daño cerebral traumático no experimentará ninguna recuperación; sin embargo, en otro trabajo suyo recientemente publicado en Journal of Neurotrauma demuestra que un 20 % de los individuos que se consideraban en estado vegetativo experimentaron mejoras, y en algunos casos incluso recuperaron la autonomía. Giacino, que ha participado en las II Jornadas Científicas sobre Daño Cerebral organizadas en Madrid por la Fundación Instituto San José y la Obra Social La Caixa, ha expuesto el caso de un paciente tratado en su centro al sufrir un trastorno de la conciencia por una lesión cerebral traumática y que dos años después es capaz de escalar. «Es un buen ejemplo de cómo no podemos tomar a la ligera un diagnóstico que incluso puede ser cuestión de vida o muerte», aduce refiriéndose a la decisión de suspender el soporte vital.

Enfoque multimodal
Establecer un diagnóstico correcto es complicado: «Primero, porque tenemos el problema del sesgo del observador que lo realiza; el examen de las funciones conductuales está sujeto de forma inevitable a factores subjetivos». Pero más importante aún es que el paciente no es estático. «Todavía no conocemos bien cómo fluctúa el cerebro en estos estados;de manera que, aun contando con un método diagnóstico infalible, a los diez minutos de haberse realizado puede registrarse un cambio».

Del complejo terreno en el que se mueven estos especialistas da cuenta un nuevo estudio, que aparece en Brain and Behavior, donde un grupo de científicos alemanes de la Clínica Schön (Bad Aibling) ha hallado mediante resonancia funcional en 30 pacientes en estado vegetativo actividad en áreas cerebrales implicadas en aspectos emocionales de la sensación del dolor.

Giacino aboga por un diagnóstico basado en tres patas: evaluación conductual, técnicas de imagen y electrofisiología. «Si observas con cuidado los estudios sobre técnicas de imagen, se aprecia que fallan en la detección de la mínima conciencia más que la observación conductual del paciente», advierte sobre la creencia en la superioridad de la imagen. «Aún debemos encontrar herramientas diagnósticas más objetivas y mejores».
marzo 18/2013 (Diario Médico)

marzo 20, 2013 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Neurología | Etiquetas: , , , , |

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