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La implantación de electrodos en el cerebro permitiría mejorar el estado de ciertos pacientes con anorexia grave incurable, según un estudio preliminar publicado en la revista médica británica Lancet (doi:10.1016/S0140-6736(13)60057-4).
La técnica fue utilizada de manera experimental por investigadores estadounidenses y canadienses en seis pacientes de entre 24 y 57 años. Tres de ellos mostraron signos de mejoría, especialmente en el peso, nueve meses después de la intervención, precisa el estudio publicado esta semana.
La estimulación cerebral profunda, que consiste en implantar electrodos en el cerebro a través de una pequeña intervención quirúrgica, ya ha sido utilizada para tratar enfermos de Parkinson, dolores crónicos, o trastornos obsesivos compulsivos.
Pero esta técnica jamás había sido utilizada para la anorexia, un trastorno de comportamiento alimenticio, según los autores.
Además de haber aumentado su peso, la mitad de los pacientes tratados registraron una mejora del humor así como una reducción de los trastornos compulsivos.
«Esta mejora del humor y de la ansiedad en los pacientes con un peso insuficiente es particularmente chocante, cuando estos enfermos generalmente responden mal a las terapias con medicamentos o a las psicoterapias», destaca el doctor Andrés Lozano, un neurocirujano canadiense que coordina el estudio.
La investigación, destinada a estudiar la seguridad del procedimiento, provocó efectos secundarios en una paciente que sufrió convulsiones dos semanas después de la intervención, en relación a un problema de metabolismo.
La anorexia mental es una patología que afecta principalmente a los adolescentes y particularmente a las jóvenes niñas de 15 a 19 años. Pero más del 20% responde mal a los tratamientos existentes y corren el riesgo de morir prematuramente.
marzo 8/2013 (AFP) –
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Janet Treasure, Ulrike Schmidt. DBS for treatment-refractory anorexia nervosa.The Lancet, 7 Mar 2013