Un equipo de expertos en biomateriales ha diseñado unas estructuras que se adhieren a un imán y podrían evitar el uso de gases tras la vitrectomía.

El desprendimiento de retina cuenta con técnicas perfeccionadas que han reducido de forma drástica la necesidad de reintervenir. Sin embargo, todavía hay diversos factores susceptibles de mejora, como el postoperatorio. Los procedimientos que se emplean actualmente se apoyan, sobre todo, en el uso de gases para que la retina se coloque nuevamente en su lugar. El paciente se ve obligado a mantener una postura cefálica rígida hasta que se absorbe el gas.

El empleo de unas partículas magnéticas en lugar de gas -o de silicona, que se utiliza en muchos menos casos- podría solucionar este problema, permitiendo a la persona intervenida hacer vida normal de forma prácticamente inmediata.

El nuevo sistema, que de momento sólo se ha probado en conejos, ha sido desarrollado por un consorcio compuesto por miembros del Servicio de Oftalmología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, de la Universidad Autónoma de la misma ciudad y del Centro de Tecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid, y ha contado con financiación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Bioingeniería, Biomateriales y Biomedicina (Ciber-bbn).

Según explica el principal responsable del proyecto, Javier Serrano, subdirector del CTB, las partículas que han patentado «son de un material compuesto de óxido de silicio y óxido de hierro. El óxido de silicio hace la base y el óxido de hierro permite la atracción del campo magnético».

Son unas estructuras planas con forma de copos muy pequeñas, pero no son de tamaño nanométrico, ya que miden en torno a una décima de milímetro. «No se ven a simple vista, pero cuando se disponen en la solución acuosa en la que se encuentran normalmente se distinguen unos puntitos», apunta Serrano. En palabras del experto, aunque su equipo suele trabajar con nanotecnología, en este caso el tamaño de las partículas es el adecuado porque «había que lograr ejercer presión sobre la retina evitando dañar las células». De ahí que diseñasen unas partículas que fueran más grandes que las células.

Procedimiento
La idea de los investigadores es emplear las técnicas quirúrgicas actuales -vitrectomía para extraer el humor vítreo, sanear la zona afectada, sujetar la retina al fondo con láser u otros procedimientos…- y, a continuación, inyectar con una jeringuilla las partículas magnéticas, que se encargarán de recubrir el agujero para que el fluido no vuelva a introducirse entre la retina y la esclera.

Para conseguir que las partículas se mantengan sujetas, previamente se coloca un pequeño imán (de unos pocos milímetros) detrás de la esclera, fuera del ojo. «Las partículas, una vez que son liberadas por la jeringuilla, van hacia el fondo del ojo atraídas por el imán y se quedan ahí sujetas por el campo magnético», precisa Serrano. «Ocupan un área no muy grande donde llevarían a cabo su función taponadora».

El investigador se muestra prudente porque el proyecto se encuentra todavía en una fase precoz. Se han realizado pruebas en 30 conejos, pero todavía no se ha iniciado la fase preclínica propiamente dicha.

Los experimentos efectuados han permitido comprobar la biocompatibilidad y la biomecánica del nuevo dispositivo. «Hemos visto que estas partículas no producen ningún tipo de toxicidad», lo que, según Serrano, «es un efecto bastante llamativo porque otros equipos han hecho pruebas con partículas de óxido de hierro en el ojo y han tenido problemas de toxicidad: se liberaban iones de hierro, el hierro contaminaba el fondo del ojo y se producía siderosis y apoptosis».

La ausencia de toxicidad podría deberse a que la vinculación del óxido de hierro con óxido de silicio dificulta el desprendimiento del hierro del material.

En cuanto a la biomecánica, se ha comprobado que las partículas se quedan sujetas al imán y el ojo tiende a recubrirlas con una membrana. Además, cuando el imán se caía, seguían manteniéndose en su sitio.

El siguiente paso, pendiente de financiación, será probar el sistema en un modelo animal de desprendimiento de retina.
febrero 12/2013 (Diario Médico)

febrero 25, 2013 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Oftalmología | Etiquetas: , , |

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