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Cerca del 70% de los niños que padecen enuresis no están diagnosticados correctamente, tal y como evidencia una encuesta realizada por Ferring.
En concreto, hasta un 83% de los pediatras españoles piensa que la mayoría de los padres «no busca ayuda médica» ante la aparición de este problema, cuya incidencia se cifra en el 15% en los niños de cinco años y el 10% en los de siete años.
La enuresis nocturna «es más común en niños que en niñas», una patología que, «si no se trata, puede persistir en la edad adulta», sostienen. De esta manera, pueden seguir sufriendo pérdidas de orina durante el sueño y sin despertarse tras la micción.
Para los expertos, es necesario que se produzcan dos o más episodios de escapes al mes para comenzar a hablar de enuresis. La mayoría de los padres consideran que los hijos la superarán con la edad, pues la achacan «equivocadamente» a celos, estrés o a alguna preocupación, afirman los especialistas.
Origen hereditario
No obstante, «detrás del 85% de los casos hay un problema hereditario». De hecho, investigaciones recientes señalan como «clave» un gen del cromosoma 13, «aunque se están estudiando otros genes y cromosomas que podrían tener relación con esta patología».
La hormona antidiurética, que se sintetiza en el cerebro, es la encargada de regular la cantidad de orina, de modo que su aumento, durante la noche, reduce la producción de orina.
Las personas enuréticas, «por causas aún desconocidas, no liberan más hormona por la noche, igualándose la producción de orina con el día, lo que ocasiona que la vejiga se llene y se produzca la pérdida involuntaria durante el sueño», concluyen.
enero 2/2013 (JANO)