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Los niños y adolescentes también son propensos a sufrir la enfermedad emocional conocida como bipolaridad, aseguró la Academia Estadunidense de Pediatría (AAP).
En un informe clínico que difunde esta semana la organización médica, denominado «El pediatra en el diagnóstico y manejo del trastorno bipolar en los adolescentes», indicó que en la última década se registró un aumento en la cantidad de menores con esa enfermedad mental.
«El trastorno bipolar se creía que era poco común en adolescentes y casi inexistente en niños. La prevalencia muestra que para ambos grupos ha aumentado dramáticamente el número de afectados, aunque el diagnóstico y el manejo aún son controvertidos», señaló el reporte.
El informe, coordinado por Benjamín N. Shain, del Comité del Adolescente de la AAP, precisó que este padecimiento tiene una prevalencia estimada del 4.0 % en la población general pediátrica.
Tan solo en 2004 representó el 26 % de los diagnósticos entre adolescentes hospitalizados en siquiátricos de Estados Unidos.
La bipolaridad es un trastorno mental que se manifiesta en el estado de ánimo, caracterizado por la presencia de uno o más episodios emocionales con niveles anormalmente elevados de energía, es decir, que la persona que la padece oscila entre la alegría y la tristeza extremas.
El trastorno bipolar se asocia a menudo con comportamientos maniacos, así como depresión grave, psicosis, deterioro del funcionamiento social, académico y ocupacional, además de comportamientos suicidas.
Según la clasificación de la American Psychiatric Association, que aparece en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Trastornos Mentales, existen cuatro tipos de bipolaridad, todo ellos sin restricciones de edad:
Trastorno bipolar I, trastorno bipolar II, trastorno ciclotímico y trastorno bipolar no especificado.
La AAP difundió los criterios para que el pediatra determine la existencia de trastorno bipolar en un paciente, experiencia con casos, las opciones de tratamiento, orientación del diagnóstico y el tipo de asesoramiento y colaboración que debe buscar.
Recomendó que los pediatras se familiaricen con el cambio de clasificación bipolar y los trastornos relacionados y colaboren con los psiquiatras de niños y adolescentes, además de otros profesionales de la salud mental, para una evaluación completa que ayude a confirmar el diagnóstico.
El medicamento es un tratamiento importante, pero los efectos adversos son comunes, advirtió la organización.
Por ello, señaló la colaboración entre profesionales médicos como elemento central para el control y manejo de esas reacciones negativas, así como la detección de presuntos casos nuevos y el diagnóstico en los que tienen síntomas evidentes.
noviembre 27/2012 (Notimex)
Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
AAP Describes Pediatricians’ Role in Managing Bipolar Disorders in Adolescents