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Los autores del hallazgo, que ha sido premiado en el último congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), están preparando su publicación en una revista cardiovascular de alto impacto.
«Si bien el receptor beta adrenérgico más estudiado en este contexto es el receptor beta 1, recientemente se ha demostrado que el receptor beta 3 (descubierto y clonado muy posteriormente) tiene un papel importante en otras patologías como la insuficiencia cardiaca», según ha explicado el jefe del grupo de Imagen en Cardiología Experimental del CNIC, Borja Ibáñez, director del estudio.
De hecho, y dado que los mecanismos implicados en los beneficios en insuficiencia cardiaca son similares a los del infarto, el objetivo era explorar si este beneficio en otras patologías se extendía al infarto agudo de miocardio.
Aunque existen otros grupos trabajando en esta diana, los investigadores del CNIC fueron los primeros en comunicar, a finales de 2011, la posibilidad de que este receptor fuese una nueva diana terapéutica en el infarto, al demostrar también un efecto agudo mantenido a largo plazo. Lo han demostrado en ratones y en un modelo porcino, «un animal grande más complejo biológicamente».
Además, los autores han destacado que es una «muy buena noticia» que ya exista en el mercado una familia de fármacos que actúa contra esta diana. Se trata de los agonistas selectivos de los receptores adrenérgicos beta 3 que, «aunque muy novedosos en el contexto de infarto agudo de miocardio», se utilizan con éxito en otras patologías muy diferentes al infarto, como es la vejiga hiperactiva.
«El hecho de que ya esté aprobado este fármaco para su uso en pacientes con otras afecciones, hace factible el diseño de un ensayo clínico en pacientes de infarto agudo de miocardio», conclusión en la que coinciden los doctores Borja Ibáñez y Valentín Fuster, coinvestigador de este estudio.
La resonancia permite comprobar los resultados obtenidos
Para demostrar el efecto a largo plazo, los investigadores utilizaron la tecnología de imagen más avanzada presente en el CNIC, una resonancia de muy alto campo (7 tesla) en ratones y un equipo de resonancia multitransmisor único en su generación (3 tesla Tx) en cerdos.
«El uso de resonancia magnética en el modelo de cerdo representa un punto clave para aventurarnos en un ensayo piloto en pacientes con infarto, en el que podremos utilizar la misma tecnología de imagen y, por lo tanto, comparar los beneficios con los obtenidos en los animales de experimentación», ha explicado Ibáñez, que apunta a que «este paso previo en un modelo animal similar al humano es crítico para una buena traslación a la clínica».
El doctor José Manuel García-Ruiz, investigador del mismo grupo y primer firmante de trabajo ha apuntado a que «el uso de tecnología de imagen avanzada nos permite realizar estudios con un reducido número de animales y ser capaces de cuantificar de manera muy precisa el efecto cardioprotector de una terapia novedosa».
octubre 31/2012 (JANO)