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Primero llega el control del cerebro y del comportamiento y luego… Luego llegará la aplicación de la optogenética a humanos con fines terapéuticos en desórdenes neurológicos como la enfermedad de Parkinson.
La optogenética ha dado un paso que podría cambiar el estudio de la neurología: un grupo de investigadores ha demostrado que se puede controlar el comportamiento en monos mediante el uso de pulsos de luz azul para activar de unas células cerebrales muy concretas, según se publica en la edición electrónica de Current Biology.
El hallazgo permitirá establecer las conexiones causales entre la actividad cerebral y el comportamiento.
«Se abre una puerta para la utilización de la optognética en una larga escala de investigación con primates y para comenzar a desarrollar terapias con humanos que se basen en la optogenética», señala Wim Vanduffel, del Hospital General de Massachusetts, de Boston (Estados Unidos), y de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Basándose en sus descubrimientos, los investigadores apuntan que este control mental basado en luz podría funcionar también en humanos con fines terapéuticos en enfermedad de Parkinson, adicciones, depresión, trastorno obsesivo compulsivo y otras condiciones neurológicas.
En optogenética se hace que las neuronas reaccionen a la luz a partir de la inserción de genes sensibles lumínicamente derivados de organismos microbianos particulares. En el nuevo estudio, los investigadores se centraron en neuronas que controlaran los movimientos oculares. Al unir las técnicas de optogenética con la imagen de resonancia magnética funcional, comprobaron que podían emplear la luz para activar esas neuronas, generando actividad cerebral y cambios sutiles en el comportamiento del movimiento ocular.
También han encontrado que la estimulación optogenética de esta región cerebral produce cambios en la actividad de redes neuronales específicas localizadas a cierta distancia de la localización primaria de la activación lumínica.
«Ciertos desórdenes neurológicos se pueden atribuir a un mal funcionamiento de un tipo específico de células en regiones cerebrales también concretas», concluye Vanduffel. Y precisamente «la belleza de la optogenética se halla en que, a diferencia de otras metodologías, se puede afectar la actividad de un tipo específico de células sin necesidad de tener que variar al resto».
agosto 10/2012 (Diario Médico)
Annelies Gerits, Reza Farivar, Bruce R. Rosen, Lawrence L. Wald, Edward S. Boyden, Wim Vanduffel. Optogenetically Induced Behavioral and Functional Network Changes in Primates. Current Biology; publicado julio 2012, DOI 10.1016/j.cub.2012.07.023.