El Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca y la Red Española de Mastocitosis (REMA) han iniciado un proyecto de investigación que pretende desentrañar las claves genéticas de una enfermedad rara, la mastocitosis sistémica, que se caracteriza por un incremento anormal en el número de unas células conocidas como mastocitos. Esta enfermedad provoca lesiones en la piel y su gravedad y evolución varían según los casos.

Estudios previos del grupo han identificado una alteración genética (una mutación activante del receptor c-kit) presente en el 95% de los pacientes. Sin embargo, esta alteración es común a la forma leve y grave de la mastocitosis. El objetivo que persigue el proyecto es identificar posibles alteraciones genéticas complementarias, responsables de la evolución de una mastocitosis indolente a una mastocitosis sistémica grave.

Para ello, estudiarán el genoma completo de cuatro a ocho pacientes que han sufrido esta evolución de la enfermedad mediante técnicas de secuenciación genómica masiva. Una vez identificadas las posibles alteraciones, se validarán los resultados en un grupo independiente de al menos 50 pacientes con formas indolentes y agresivas de mastocitosis.

La idea es encontrar un marcador pronóstico que permita determinar si un enfermo con la forma indolente es susceptible de derivar en la forma más agresiva de la enfermedad, permitiendo un seguimiento más exhaustivo del enfermo así como decidir si un tratamiento de quimioterapia, más agresivo, es adecuado.

A largo plazo este trabajo también abre la posibilidad de encontrar nuevas dianas moleculares asociadas a la enfermedad, y hasta ahora desconocidas, sobre las que desarrollar nuevos medicamentos para el tratamiento de la mastocitosis.

Una enfermedad rara:
La mastocitosis es una enfermedad clasificada como rara, ya que su incidencia es baja, en España se conocen unos 2400 casos. Según explica el director del proyecto, Andrés García, consiste en una alteración de los mastocitos, células del sistema inmune que nacen en la médula ósea y se distribuyen hacia zonas del cuerpo expuestas al exterior (piel, mucosas, tracto digestivo) para actuar como barrera defensiva.

La mastocitosis sistémica se desarrolla cuando los mastocitos se acumulan anormalmente en los diferentes tejidos, provocando alteraciones sistémicas que se manifiestan en forma de urticaria y manchas en la piel en las formas más leves o indolentes, y afectación a órganos internos con riesgo para la vida del enfermo en las manifestaciones más graves. Incluso la forma indolente cutánea es peligrosa, ya que se ha asociado a choques anafilácticos graves ante picaduras de insectos.

“El tratamiento normal es sintomático, aliviando las molestias, aunque también se puede llegar a utilizar quimioterapia”, comenta García. Este tratamiento, más agresivo y con fuertes efectos secundarios, solo está indicado cuando la enfermedad afecta gravemente a la esperanza o calidad de vida del paciente.

Además de la forma infantil, que provoca urticaria pigmentosa en niños, y que desaparece en la pubertad en un gran número de casos, la forma adulta se divide en tres grupos de pacientes según la forma detectada. Hay casos que solo desarrollan la forma leve, con manchas en la piel pero sin daños internos. En otros pacientes no se producen alteraciones cutáneas, y se detecta directamente la forma grave. Por último, en un tercer grupo de pacientes se detecta una evolución desde la forma leve hasta una mastocitosis sistémica grave con afectación de órganos internos. Es sobre este tercer tipo de enfermos sobre los que se va a desarrollar el proyecto.
julio 29/2012 (JANO.es)

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