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En la mayoría de los casos, una vez que ha finalizado el tratamiento oncológico, la hipertensión tiende a mejorar e incluso a remitir, sobre todo en pacientes normotensos.
Cerca del 80% de los pacientes de cáncer desarrolla hipertensión arterial, ya que es uno de los «efectos secundarios típicos de una amplia gama de agentes quimioterápicos, cuyos beneficios clínicos justifican su empleo», explica el doctor José Antonio García Donaire, especialista en Nefrología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
García Donaire ha realizado estas declaraciones en la 17ª Reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión – Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que tiene lugar estos días en Madrid, y en el que los participantes han abogado por la atención multidisciplinar del paciente oncológico.
«La finalidad es establecer un protocolo de actuación para todos los pacientes, desde el momento en que el oncólogo detecta el tumor hasta que el paciente llega a la unidad de hipertensión, con el fin de evitar posibles interacciones farmacológicas entre los antihipertensivos y los quimioterápicos», ha precisado García Donaire.
En la mayoría de los casos, una vez que ha finalizado el tratamiento oncológico, la hipertensión tiende a mejorar e incluso a remitir, sobre todo en pacientes normotensos. «La hipertensión mejora significativamente con antihipertensivos. Aun así, dado que estamos hablando de avances relativamente recientes, faltan evidencias para conocer la evolución real de estos pacientes», ha añadido este experto.
El aumento de la hipertensión arterial en pacientes portadores del VIH ha sido otro de los temas abordados durante el encuentro. «El tratamiento antihipertensivo del paciente con VIH tiene que basarse en un buen seguimiento de las medidas higiénico-dietéticas, puesto que son casos con muchas alteraciones metabólicas», ha señalado el doctor Manuel Gorostidi, médico especialista en Hipertensión del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Central de Asturias.
En general, los tratamientos actuales han permitido cronificar la enfermedad hasta el punto de que, a día de hoy, la esperanza de vida en estos pacientes es casi similar a la de los individuos no infectados. «Hace veinte años la mortalidad relacionada con el VIH superaba el 20% anual y en la actualidad ronda solo el 2%», ha concluido este experto.
Marzo 9/2012 (JANO)