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Lejos de ser un órgano inútil, mera herencia de la evolución, el apéndice está dando pruebas de su función como reserva de bacterias «buenas», necesarias para reemplazar a aquellas normalmente presentes en el intestino sin son afectadas por alguna enfermedad.
Así surge de un estudio publicado por la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology(doi:10.1016/j.cgh.2011.06.006), según la cual en los pacientes que sufrieron la extracción del apéndice aumenta el riesgo de una nueva infección causada por una bacteria conocida como «Clostridium difficile», un agente patógeno común en los hospitales.
El estudio del Winthrop-University Hospital, en el estado norteamericano de Nueva York, analizó los datos de 254 pacientes afectados por esta bacteria, verificando que quienes no tienen el apéndice tienen cuatro veces más riesgos de sufrir una nueva infección.
En los pacientes «íntegros» la probabilidad es del 11 %, en tanto en aquellos que no tienen apéndice sube al 48 %.
«Esta bacteria -explicó James Grendell, el autor de la investigación- aparece cuando la fauna bacteriana está comprometida, por ejemplo después de un ciclo de antibióticos».
«Si la infección vuelve probablemente la reserva no fue restablecida correctamente, tal vez precisamente porque no está presente el apéndice».
Los primeros en formular la teoría del apéndice como reserva de bacterias fueron investigadores de la Duke University en un artículo publicado en el Journal of Theoretical Biology: según el estudio, el hecho de que este órgano haya quedado intacto por millones de años, y a través de varias especies animales, implica que tiene necesariamente alguna función.
«Tal vez sea tiempo de corregir los libros de texto. Muchos libros de biología dicen todavía hoy que el apéndice es un órgano que quedó como vestigio», dijo el inmunólogo de la Duke University Willliam Parker.
Los nuevos estudios desmienten esa creencia, que tuvo entre sus partidarios al científico británico Charles Darwin, uno de los primeros en sugerir que el apéndice era solo un órgano residual heredado de un ancestro que comía hojas, y por lo tanto tenía una estructura mayor -llamada «cecum»- que se utilizaba para digerir el alimento.
Enero 8/2012 NUEVA YORK, (ANSA) -
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Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Gene Y. Im, Rani J. Modayil, Cheng T. Lin, Steven J. Geier, Douglas S. Katz, Martin Feuerman, James H. Grendell et al.The Appendix May Protect Against Clostridium difficile Recurrence. Publicado en Clinical Gastroenterology and Hepatology Vol. 9, Issue 12, Pages 1072-1077. Diciembre 2011