Robin Warren ganó en el 2005 el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por el descubrimiento de Helicobacter pylori (HP). Padeció infección por esta bacteria, se trató y reconoce que aún no se sabe cómo prevenirla. La biopsia sería la forma más segura para dirigir la terapia.

Helicobacter pylori es la única bacteria presente en el estómago, según explicó su descubridor Robin Warren, de la Universidad Western Australia, que participó en la reunión Understanding Complex Networks: the new Health Research paradigm of 21st Century, organizada por el Caiber en Madrid.

Se trata de una bacteria que se transmite a los recién nacidos. «La mayoría de los afectados lo están durante toda la vida; por eso es necesario tratarla desde los inicios. No sabemos cómo se transmite, aunque hay que tener en cuenta que los recién nacidos no producen mucho ácido en el estómago, puesto que el aparato digestivo madura con la edad, lo que puede favorecer la infección».

Warren recordó que en algunas culturas la madre mastica la comida y luego se la da al recién nacido, lo que puede ser una vía de transmisión. «Aparte de eso, no tengo ni idea dónde lo pueden adquirir los recién nacidos, pero sí que habrá más vías de transmisión».

La mayoría de las personas que tienen HP no desarrollan úlcera péptica, pero la mayor parte de los afectados con úlcera péptica sí que tienen HP. No se sabe muy bien el mecanismo subyacente, «pero conocemos que hay algunas cepas más virulentas que otras y que también influirá la suerte, el sistema inmunológico y otros aspectos».

Según su descubridor, la infección por HP ahora es menos común, y quizás se puede deber a la higiene. En sujetos jóvenes es menos frecuente. Por eso, se supone que las políticas preventivas deberían iniciarse en las primeras etapas de la vida.

Warren mencionó el ejemplo de Japón, donde casi todos los mayores están infectados por HP, debido a las condiciones higiénicas derivadas de la II Guerra Mundial. «Eso es lo que creíamos.

Con respecto a los tumores, el patólogo recordó que la infección por HP sí que se asocia a ellos, pero no todos lo desarrollan. «Los pacientes con un típico cáncer gástrico presentan la misma inflamación que la que se produce por la infección HP. La situación es bastante parecida. Todos los afectados tienen inflamación: es como el eccema cutáneo y, además, dura mucho tiempo».

Esa prolongación en el tiempo no depende de la gravedad, ya que tanto los casos leves como los más acentuados perduran durante varios años. Si se hace una biopsia gástrica después de mucho tiempo, se puede ver la evolución de la pared, «pero yo no he hecho seguimiento de poblaciones, por lo que desconozco el porcentaje de afectados que desarrollan después cáncer».

De hecho, en Japón se plantean la posibilidad de tratar a todos los sujetos mayores, puesto que casi todos están infectados y la tasa de cáncer gástrico es muy elevada.

Pero aún no lo han hecho. La mayor parte de los afectados no tienen síntomas. La triple terapia es eficaz, pero no del todo». El éxito del tratamiento se sitúa entre el 70 y el 80 %. «Queda un 20 % que sigue con la bacteria, con lo cual hay que cambiar el tratamiento».

Lo mejor sería recoger una biopsia del estómago del paciente, cultivar la bacteria para conocer la sensibilidad al antibiótico, «pero algunos médicos no se molestan en hacerlo, proceso que sí hacen por ejemplo con una infección cutánea».
noviembre 29/2011 (Diario Médico)

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