La mayoría de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama precoz con receptores de estrógeno positivos (ER positivo) se trataron con tamoxifeno durante cinco años tras la cirugía con el fin de evitar recidivas. Esta terapia estaba considerada como el tratamiento estándar, con una reducción del riesgo de muerte del 34%. Sin embargo, durante los últimos años, muchas mujeres han sido tratadas con inhibidores de la aromatasa, tanto en primera línea de tratamiento como después de la terapia con tamoxifeno.

Según el doctor Miguel Martín, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) “estos resultados confirman la superioridad a largo plazo de cruzar a tratamiento con exemestano tras dos o tres años de tamoxifeno, y demuestran que el beneficio absoluto en supervivencia es mayor que el que se había visto hasta ahora”.

En el estudio IES, se procedió a dividir en dos grupos una muestra de mujeres postmenopáusicas que estaban libres de enfermedad después de dos a tres años de tratamiento adyuvante con tamoxifeno: uno continuó con tamoxifeno y el otro pasó a recibir exemestano hasta completar ambos grupos un periodo de cinco años de tratamiento. Los resultados, publicados en el 2007, evidenciaron que las pacientes que cambiaron a exemestano presentaron tasas de supervivencia más elevadas, sin que hubiera datos claros en ese momento acerca de que este efecto se mantuviera en los años posteriores al tratamiento o hubiera efectos secundarios a largo plazo.

El análisis publicado ahora en la Journal of Clinical Oncology (doi: 10.1200/JCO.2010.28.5437)  incluye datos de 4052 pacientes con cáncer ER positivo y otras 547 mujeres más, de las que se desconoce el estado del receptor estrogénico. Tras un seguimiento medio de 91 meses, las mujeres que habían cambiado a exemestano presentaban un 18% menos de probabilidades de recaída y un 14% menos de probabilidades de haber muerto que aquellas que continuaron con tamoxifeno. Las pacientes que tomaron exemestano experimentaron menos efectos secundarios de naturaleza ginecológica y más de tipo musculo-esquelético durante el tratamiento, pero no se detectó una diferencia significativa en cuanto a efectos secundarios a largo plazo entre los dos grupos.

Respecto a los datos que maneja el doctor Martín, “más de 20 000 mujeres al año son diagnosticadas con cáncer de mama en España. De ellas, unas 14 000 tienen receptores hormonales positivos, por lo que los resultados de este estudio tienen una gran trascendencia en la práctica clínica”. El receptor de estrógeno ER positivo significa que el estrógeno influye en el crecimiento tumoral. Tanto tamoxifeno como exemestano son tratamientos hormonales: tamoxifeno actúa bloqueando la capacidad del tumor para usar el estrógeno, mientras que los inhibidores de la aromatasa reducen la producción estrogénica.

Los investigadores consideran que durante el tratamiento con tamoxifeno algunas células cancerígenas pueden presentar resistencias al tratamiento. Exemestano elimina estas células resistentes retirando el estrógeno de la circulación.
noviembre 15/2011 (Jano.es)

Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo del artículo a través de Hinari.

Wolfgang Eiermann, Tadeusz Pienkowski, John Crown, Saeed Sadeghi, Miguel Martin, Arlene Chan. Phase III Study of Doxorubicin/Cyclophosphamide With Concomitant Versus Sequential Docetaxel As Adjuvant Treatment in Patients With Human Epidermal Growth Factor Receptor 2–Normal, Node-Positive Breast Cancer: BCIRG-005 Trial. Journal of Clinical Oncology (2011).

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