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El tratamiento de la EPOC, que afecta a un 10% de los españoles mayores de 40 años, ha evolucionado y se dirige, cada vez más, a las características clínicas de los pacientes, en contraste con el abordaje tradicional de esta enfermedad, que priorizaba la gravedad de la obstrucción al flujo aéreo, según informó AstraZeneca.
«Cada vez tenemos fármacos más eficaces y no todos son iguales ni actúan de la misma manera. Sabemos que hay pacientes que responden mejor a unos que a otros. Por eso, el tratamiento no solo tiene que basarse en la gravedad de la obstrucción al flujo aéreo, sino también por las características clínicas del paciente, siendo, una de ellas, la frecuencia de las exacerbaciones», dijo el doctor Marc Miravitlles, neumólogo del Hospital Clínic de Barcelona
Con el tratamiento se pretende interrumpir la progresión de la enfermedad y estabilizarla para que los pacientes tengan la mayor calidad de vida posible.
«El tratamiento persigue mejorar la capacidad pulmonar, los síntomas y la tolerancia al ejercicio físico y también evitar las crisis que se dan sobre todo en invierno», señaló el doctor. Esta época es la peor para los pacientes por dos razones: «La primera es por el propio invierno, puesto que el aire frío reduce la capacidad defensiva del aparato respiratorio, y la segunda, porque coincide con epidemias virales, como la gripe, que causan agudizaciones por sí solas y facilitan que posteriormente se produzca una infección bacteriana», añadió.
El futuro del tratamiento de la EPOC se ha abordado en la III Jornada Bienal Internacional de EPOC que, bajo el lema «Cambiando la historia natural de la enfermedad»‘, se ha celebrado en Zaragoza.
«El inicio del tratamiento de la EPOC es dejar de fumar. Después, es fundamental seguir una alimentación adecuada teniendo en cuenta que tan malo es perder peso de forma indiscriminada como tener sobrepeso, puesto que esos kilos de más hacen que los pacientes sean menos activos y que el volumen abdominal dificulte su respiración», indicó el doctor Miravitlles.
El ejercicio físico no se debe descuidar, «ya sea como terapia física en un programa de rehabilitación o como un estilo de vida activo dentro de las posibilidades de cada uno, según su gravedad y su edad», continuó.
Pero la EPOC también requiere de tratamiento farmacológico; el estándar se basa en los inhaladores. «Estos pueden ser de dos tipos: broncodilatadores y antiinflamatorios (corticoides inhalados). Los broncodilatadores son el componente más importante puesto que abren las vías respiratorias, mejoran la ventilación, la salida del aire y hacen que el paciente pueda respirar mejor. Por su parte, los corticoides inhalados contribuyen a mejorar la calidad de vida y a reducir la frecuencia de estas crisis», explicó el doctor.
Actualmente, los médicos y los pacientes tienen la posibilidad de recibir en un solo dispositivo ambos tratamientos para así facilitar el proceso. Por ejemplo, existe la combinación budesónida/formoterol en un único inhalador. Así, los pacientes reciben un broncodilatador y un antiinflamatorio juntos, por lo que mejora de forma significativa la ventilación, según el doctor.
Las agudizaciones, por su parte, «aunque se pueden reducir mucho, no se eliminan al 100%. Hay que intensificar el tratamiento dando más broncodilatadores para conseguir mejorar la respiración y, después, tratar la causa de base de la agudización para la que, en muchas ocasiones, se tienen que dar antibióticos al ser producidas por infecciones», afirmó.
Noviembre 13/2011 (Jano.es)