Una nueva técnica para reparar las lesiones más comunes de la cadera permite prolongar la «vida útil» de la articulación y los huesos pélvicos con anestesia local y apenas dos o tres incisiones de un centímetro. La llamada artroscopia de cadera promete también retrasar y hasta prevenir el uso futuro de prótesis.

«Antes se pensaba que el problema de cadera era propio de una persona mayor. Sin embargo, actualmente se sabe que hay un 15% de la población que tiene mínimas deformidades de las articulaciones de la cadera que predisponen a lesiones y artrosis mucho más prematuras», explicó el doctor Jorge Ortega Traverso, miembro de la Sociedad Internacional de Artroscopia de Cadera.

Cada vez consultan más jóvenes, especialmente deportistas profesionales o aficionados, con daño en el «menisco» de la cadera debido principalmente a esfuerzos extremos en la elongación o alteraciones en el andar. Por eso, los especialistas aconsejan consultar a cualquier edad ante un dolor o molestia mínima que no cedan, en lugar de enmascararlos con analgésicos o antiinflamatorios

En una cadera sana, la articulación cuenta con un anillo cartilaginoso (labrum) que permite que la cabeza del fémur se mueva sin fricción dentro de una cavidad con forma de copa (acetábulo). Cuando algún problema interrumpe esa armonía, aparecen los dolores y los riesgos.

En los menores de 50, las lesiones más comunes son por el desprendimiento total o parcial del «menisco» de la cadera o labrum; las deformidades de la cabeza del fémur o del acetábulo, y hasta por artrosis o traumatismos, como en los adultos mayores. Si la artrosis está muy avanzada, la colocación atroscópica de una prótesis está desaconsejada por la fragilidad de los huesos.

«No todas las prótesis son para todos los pacientes -aclaró Ortega Traverso-. Las deformidades, como las que producen el choque entre la cabeza femoral y el acetábulo, o las lesiones del labrum se pueden tratar con microcirugía o artroscopia de cadera. En algunos casos con artrosis avanzada se podría intentar la intervención, pero sólo como un paliativo para reducir las molestias. Pero será indispensable que el paciente modifique el estilo de vida para proteger la articulación todo lo posible.»

La nueva técnica, de cuya efectividad no dudan los especialistas entrenados en su uso, todavía genera algunas resistencias. En especial, porque no se puede hacer en cualquier centro sin los instrumentos artroscópicos indicados (son más largos y delgados que los que se utilizan para reparar la rodilla) y una mesa de tracción para mantener separada de manera segura la cabeza femoral del hueso coxal durante la intervención.

«Es la misma cirugía que se utiliza en la rodilla, pero mucho más compleja: además de durar un poco más (entre 1 y 2 horas), hay que traccionar la articulación 1 centímetro, que es el espacio en el que se trabajará.»

Si se trata del desprendimiento del labrum o el choque femoroacetabular, que pueden ocurrir por la práctica de ejercicios que exigen una gran rotación de la cadera (danzas o gimnasia deportiva) o de deportes de contacto (artes marciales, rugby, fútbol o hockey sobre césped), se observa también si existe alguna deformación en el cuello del fémur o en el borde del acetábulo, «hay que tratarlas porque favorecen la ruptura del labrum».

El arsenal de herramientas incluye fresas de hueso para emparejar las deformaciones o arpones para fijar el menisco desgarrado. «La idea es reparar lo mejor posible las estructuras para que queden fijas. Esto permite que la articulación se mueva libremente y que se selle para que no se escape el líquido sinovial, un amortiguador articular», relató Ortega Traverso.

Pero si sobreviene la artrosis y el paciente necesita una prótesis, la calidad de vida, la edad y el estado de salud de los huesos influyen en la posibilidad de optar por un paso previo al reemplazo total de cadera. Se trata de un reemplazo de superficie con una nueva prótesis de aleación de cromo, cobalto y titanio, que recubre la cabeza del fémur y la superficie del acetábulo. Para asegurarla al fémur, no es necesario cortar el hueso, sino colocar un vástago más corto que el de la prótesis tradicional y cementarla a la cabeza del fémur.

«Se están utilizando prótesis que no invaden mucho el hueso, hechas con nuevos materiales que aceleran la recuperación.» Las recomendaciones internacionales limitan el uso de estas nuevas prótesis a los hombres con buena estructura ósea y menores de 55 (o mayores de 55 en casos excepcionales). En los mayores de 70 no están indicadas porque es mayor la incidencia de las fracturas de cadera.

En tanto, en las mujeres se aconseja tener un poco más de cuidado; en especial, en edad fértil. «Hay más riesgo que en los hombres de que pierdan densidad ósea. Y como se trabaja en el cuello del fémur, podría ocurrir una fractura», precisó Ortega Traverso, que aseguró que es en la detección temprana de todos estos problemas donde «se está viendo un verdadero avance de la especialidad».
Septiembre 29/2011 (Mejor Salud)

octubre 7, 2011 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Ortopedia y Traumatología | Etiquetas: , , , |

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