Las personas que hacen ejercicio por lo menos una hora por semana tienen menor riesgo que el resto de padecer dolor en la espalda, el cuello y los hombros.

Esto refuerza la posibilidad de que la obesidad y el sedentarismo influyan en el riesgo de desarrollar dolor crónico en esos sitios, opinó el coautor de un nuevo estudio, doctor Paul Mork, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.

El equipo de Mork siguió a más de 30 000 adultos participantes de un estudio de Noruega. Les midió el índice de masa corporal (IMC) al inicio del estudio y con qué frecuencia hacían ejercicio. Los participantes fueron seguidos por 11 años.

Los autores dividieron a los sujetos en cuatro categorías según el nivel de ejercicio y en otras cuatro, según el IMC. Registraron también cuántos de cada grupo desarrollaban dolor crónico de cuello, hombros y espalda baja.

Uno de cada 10 participantes tuvo dolor en la espalda baja y casi dos de cada 10, en el cuello o los hombros, tras considerar la edad, el IMC, el tabaquismo y si hacían trabajos manuales.

Los hombres que ejercitaban dos horas o más por semana al inicio del estudio eran un 25 % menos propensos a tener dolor en la espalda baja 11 años después y un 20 % menos propensos a sentir dolor de cuello u hombros, a diferencia de los sedentarios.

Y las mujeres que ejercitaban por lo menos dos horas por semana eran un 8 %  menos propensas a tener dolor de espalda baja que las sedentarias y un 9 %  menos proclives a tener dolor de cuello y hombros.

Los varones obesos eran casi un 21 %  más propensos a desarrollar dolor crónico en la espalda baja que los hombres con peso normal, y un 22 % más proclives a tener dolor de hombro o cuello.

Las obesas eran un 21 % más propensa a desarrollar dolor en la espalda baja que aquellas con peso normal, y tenían un 19 % más riesgo de tener dolor de hombro o cuello.

Mork está convencido de que aun el ejercicio moderado (una hora o más por semana) \»puede, de algún modo, compensar el efecto adverso del sobrepeso y la obesidad en el riesgo futuro de desarrollar dolor crónico\».

\»El dolor crónico de cuello y espalda es importante para la salud pública porque influye en la calidad de vida, la discapacidad y el uso de los recursos de salud\», indicó el doctor Adam Goode, fisioterapeuta de la Duke University, en Carolina del Norte, que no participó del estudio.

A mediados de la década de 1990, un estudio de Holanda estimó que el dolor de espalda baja le costaba a ese país casi el 2 %  de su producto interno bruto (PIB).

Ahora, el equipo de Mork escribe que \»una pequeña reducción de la incidencia del dolor crónico de espalda baja tiene un impacto económico enorme\».
Junio 22/2011 (Medline Plus)

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