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La disposición de las fibras del miocardio siguiendo una forma doble helicoidal, tiene una relación directa con los movimientos de torsión y acortamiento que sigue este músculo al contraerse, según comprobó un estudio dirigido por Francesc Carreras, codirector de la Unidad de Imagen Cardiaca del Servicio de Cardiología del Hospital de San Pablo, en Barcelona.El trabajo, que se publicó en la International Journal of Cardiovascular Imaging (DOI: 10.1007/s10554-011-9813-6), demuestra que las fibras miocárdicas de la base del ventrículo izquierdo giran en sentido opuesto a las del ápice cuando el corazón se contrae, lo que explica por qué se acorta el eje longitudinal durante este proceso y se reduce su volumen en un 60 ó 70%.
Históricamente se había supuesto que el corazón era capaz de bombear la sangre al contraer sus paredes, como si se tratara de un globo, pero en los últimos años se ha podido comprobar que el movimiento es más parecido al de estrujar una toalla mojada o una fregona.
Carreras explicó que estos resultados refuerzan la importancia del modelo del médico valenciano Francesc Torrent Guasp, quien propuso que el corazón estaba dispuesto en forma de banda helicoidal, además de que pone de relieve la relación que existe entre la anatomía y la función en el corazón.
Los investigadores han analizado datos de un grupo de 21 voluntarios sanos que fueron incluidos prospectivamente en un estudio observacional mediante técnicas de marcaje (tagging) con resonancia magnética cardiaca que permiten observar la deformación de las fibras del músculo cardiaco de manera detallada.
Además, para cuantificar los movimientos se utilizó un programa informático diseñado por un grupo del Centro de Visión por Computadora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Hasta ahora, los cardiólogos se basaban en los registros de hemodinámica o de imagen para el diagnóstico y tratamiento de las cardiopatías, pero conocer con más detalle cómo suceden los movimientos de las fibras, permitirá entender mejor algunas patologías cardiacas, además de perfeccionar las técnicas. Por ejemplo, en las cirugías de remodelado ventricular por miocardiopatía, antes se cortaba un trozo del músculo con el objetivo de mejorar la eficacia de la contracción. En este caso es muy relevante entender la disposición de las fibras para realizar la intervención de la mejor manera posible y que el corazón pueda mejorar su función.
Por otra parte, las terapias de resincronización cardiaca que se han desarrollado en los últimos años también han planteado la necesidad de conocer los mecanismos que relacionan la actividad eléctrica con la contracción miocárdica, así como, determinar la trayectoria de los impulsos eléctricos y el orden de la sincronía en el corazón.
Actualmente está en marcha un nuevo estudio que pretende indagar a fondo la dirección que siguen las fibras cardiacas por medio del análisis del tensor de difusión. Esto permitirá diseñar un modelo que reproduzca la contracción cardiaca.
Barcelona, abril 15, 2011 Diario Médico