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Los autoanticuerpos anti-CEP-1 se asocian a erosiones articulares en pacientes con artritis reumatoide según confirmó un estudio de más de 700 personas que el grupo de investigación de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) publicó en el número de marzo de Arthritis and Rheumatism (DOI: 10.1002/art.30186). Las conclusiones apuntan que la presencia de este marcador podría justificar la utilización de tratamientos agresivos en fases tempranas, aunque hacen falta más estudios que confirmen esta estrategia. Los autoanticuerpos son característicos de las enfermedades autoinmunes y los anti-CEP-1 constituyen un tipo particular y muy específico de la artritis reumatoide. El trabajo realizado en Santiago, dirigido por Antonio González Martínez-Pedrayo, concluye que identifican a un subgrupo de pacientes con artritis reumatoide que tienen muchas probabilidades de sufrir erosiones articulares. Es la continuación de otro estudio de un grupo de investigación británico que en 2008 describió por primera vez estos anticuerpos. Se estudiaron 451 pacientes atendidos en el Servicio de Reumatología del CHUS, dirigido por Juan José Gómez-Reino, y a 279 controles sanos, todos ellos del área sanitaria de Santiago. Este tipo de anticuerpos estaba presente en el 27% de los pacientes y el 90% de ellos tenían erosiones óseas en la vecindad de las articulaciones. Estas erosiones significan pérdida de hueso que en las radiografías se observan como pequeños bocados en su superficie. Provocan una disminución importante de la calidad de vida debido a las deformaciones articulares y a la pérdida de su capacidad funcional. Como la determinación de estos autoanticuerpos se realiza con una muestra de sangre y a través de técnicas de uso habitual en los laboratorios clínicos, se podrían identificar pacientes que tienen una enfermedad más agresiva y de peor pronóstico, lo que ayudaría al médico a fundamentar la elección temprana de tratamientos más agresivos. Hoy existen medicamentos que pueden frenar la evolución de la artritis reumatoide con gran eficacia, pero son caros y tienen efectos secundarios, por lo que no se utilizan en todos los pacientes y se opta por esperar a la evolución. \»Con este marcador se podrían utilizar antes, sin necesidad de ver cómo evoluciona el paciente, aunque hacen falta más estudios para verificar esta forma de actuar\», precisa Antonio González Martínez-Pedrayo. Los resultados de este estudio y del realizado por el grupo británico en 2008, también tienen consecuencias conceptuales sobre los mecanismos que son importantes en la enfermedad. Demuestran que estos anticuerpos tienen una relación particularmente estrecha con los principales factores genéticos que predisponen a la artritis reumatoide. \»Estas investigaciones y las realizadas por otros grupos apuntan a que pueden tener un papel causal en la enfermedad\», comenta el primer autor. Esa relación aporta una de las hipótesis más sólidas sobre las causas de la artritis reumatoide, que incluyen desde el tabaco hasta factores genéticos que influyen en la función del sistema inmune y bacterias que infectan la boca de algunos pacientes. \»Según esta hipótesis, también es posible que participen en la etiología de la artritis reacciones inmunes frente a proteínas de bacterias presentes en la boca, pero este aspecto es, de momento, bastante especulativo\», señala Antonio González. Su grupo estudia ahora otros posibles anticuerpos que identifiquen otros subgrupos de pacientes que desarrollen erosión articular: \»De los pacientes que hemos visto, solo el 27% tienen los anti-CEP-1, y del 60% restante, algunos también tienen erosiones, de lo que se infiere que puede haber otros anticuerpos implicados\».
Marzo 11, 2011 Diario Médico
NOTA: Los usuarios del dominio *sld.cu tienen acceso al texto completo de este artículo a través de Hinari. Particular association of clinical and genetic features with autoimmunity to citrullinated -enolase in rheumatoid arthritis. Arthritis and Rheumatism Volume 63, Issue 3, March 2011 Pages: 654–661.