Las células cancerígenas pueden hallar un escondite en el sistema inmunológico del cuerpo, dijo un grupo de investigadores de un estudio que puede ayudar a explicar por qué los tumores pueden reaparecer tras varias sesiones de quimioterapia.Las pruebas en ratones mostraron que el estrés de la quimioterapia lleva a algunas células tumorales al timo, la glándula que produce células inmunes conocidas como linfocitos T.
La glándula baña esas células tumorales con agentes protectores, dijeron los investigadores del Instituto Massachusetts de Tecnología (MIT) en la revista Cell. Los hallazgos sugieren que los tratamientos contra el cáncer necesitan atacar este lugar de escondite.
\»Una terapia exitosa contra el cáncer debe incluir un componente que mate las células tumorales, así como un componente que bloquee las señales pro-supervivencia\», dijo Michael Hemann, del MIT, en un comunicado.
\»Las actuales terapias contra el cáncer no logran apuntar a esta respuesta de supervivencia\», añadió.
Hemann y sus colegas hicieron pruebas a ratones con un cáncer denominado linfoma de Burkitt, y los trataron con doxorubicina, un tipo de quimioterapia estándar.
El medicamento funcionó, como se esperaba, y los tumores disminuyeron. Los ratones fueron sacrificados y luego examinados.
\»Para analizar el efecto del tratamiento en nichos tumorales específicos, nos centramos en todos los órganos linfáticos primarios, incluidos los nódulos periféricos, bazo y médula ósea, tras el tratamiento con doxorubicina\», escribieron los investigadores.
La mayoría estaban limpios, salvo el timo. En realidad, había más células tumorales en el timo tras la quimioterapia de las que había antes.
\»Por ello, el timo supone un nicho quimioprotector que protege a los linfocitos de la muerte celular inducida por la doxorubicina\», escribieron los investigadores.
Los ratones que a través de la ingeniería genética tenían timos pequeños y disfuncionales sobrevivieron mejor cuando se les infectó con el linfoma de Burkitt y luego fueron tratados, por lo que parece que el timo estaba realizando alguna función protectora de las células tumorales.
Las pruebas de laboratorio sugerían que el timo segrega sustancias que protegen a las células no maduras de las toxinas, y las células cancerígenas simplemente se aprovechan de ello, dijo Hemann.
Habrá que ver si las pruebas en humanos demuestran lo mismo, añadieron los expertos, pero podría ser necesario atacar ciertos componentes del sistema inmunológico como el IL-6 y otro llamado Bcl2.

Washington, octubre 31/2010 (Reuters)

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