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Un nuevo estudio se suma a las evidencias de que los bebés no son demasiado jóvenes como para desarrollar alergias nasales, en especial si sus padres alguna vez sufrieron esos trastornos tan molestos.
Un estudio en más de 1800 niños de 18 meses de edad, un equipo de Francia halló que el 9% había tenido síntomas de alergias nasales (rinitis alérgica) el año previo. Esos bebés eran más propensos que el resto a tener marcadores objetivos de alergia.
Los bebés sufren ciertas alergias, como las alimentarias, pero existen dudas de si las reacciones alérgicas a sustancias irritantes en el aire, como el ácaro del polvo, el pelo de las mascotas y la humedad, pueden aparecer al año de vida.
Es que es difícil determinar si la nariz tapada o que gotea en un bebé es un síntoma de resfrío, otra infección respiratoria o alergia.
\»Muchos padres primerizos no están preparados para la gran cantidad de resfríos que desarrollan los bebés\», dijo el doctor Henry Milgrom, profesor de Pediatría del National Jewish Health, en Denver, quien no participó del estudio.
Los padres, agregó, deberían saber que los síntomas nasales son comunes en los primeros años de vida, en especial si el bebé convive con otros niños pequeños.
Pero con pruebas objetivas de indicadores alérgicos, Milgrom afirmó que el nuevo estudio confirma que algunos bebés y niños que empiezan a caminar tendrían alergias nasales.
El escenario es similar al del asma: muchos bebés y niños pequeños tienen episodios ocasionales de sibilancias, generalmente asociados con una infección viral, y a la mayoría no se le diagnostica asma cuando crecen. Pero algunos son asmáticos.
En el estudio publicado en la revista Allergy, el equipo de la doctora Isabelle Momas, de la Universidad Descartes en París, encuestó a los padres de 1850 niños de 18 meses de edad y les tomó muestras de sangre a los niños para analizar los indicadores biológicos de alergia nasal.
El 9% había tenido síntomas de una posible alergia nasal el año previo, lo que quiere decir que los padres mencionaron estornudos o nariz tapada o con goteo sin que sus hijos estuvieran resfriados o con gripe.
Esos niños eran más propensos que el resto sin esos síntomas a tener ciertos marcadores biológicos de una alergia.
El 19% tenía una concentración elevada de células inmunológicas inflamatorias llamadas eosinófilas, comparado con el 12% de los hijos del grupo de padres que no mencionó síntomas alérgicos.
Además, el 5,5% de los bebés que habían tenido esos síntomas tenían anticuerpos a un alergeno inhalable (como los ácaros del polvo y el pelo de gato), comparado con menos del 3% del otro grupo de niños.
\»Estos resultados respaldan la hipótesis de que la rinitis alérgica podría comenzar a los 18 meses de vida\», escriben los investigadores.
Nueva York, septiembre 12 (Reuters Health)