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Una versión alterada del medicamento Gleevec contra el cáncer conforma la base de una nueva clase de fármacos que bloquea el desarrollo de placas cerebrales dañinas que son características en la enfermedad de Alzheimer, indicó un grupo de investigadores estadounidenses.
Los expertos esperan que los laboratorios puedan hacer pequeños ajustes a la fórmula de Gleevec -una píldora que ha transformado el tratamiento de un tipo de leucemia- para que funcione de manera segura en el cerebro. La clave está en la enzima que impulsa la producción de placas beta amiloide, uno de los patrones clásicos de la enfermedad de Alzheimer. Gleevec, usado para tratar la leucemia mieloide crónica, bloquea esta proteína activadora de gamma secretasa.
\»Nuestros hallazgos revelan que la proteína activadora de gamma secretasa es un posible blanco para una nueva clase de terapias contra la (placa beta) amiloide\», indicó Paul Greengard, ganador del Premio Nobel en el 2000 por su investigación sobre cómo se comunican las neuronas. Greengard trabajó en este estudio, publicado en la revista Nature. En un trabajo previo, el experto descubrió que el fármaco Gleevec de Novartis AG, genéricamente denominado imatinib, bloquea la proteína activadora de gamma secretasa.
El último estudio dirigido por Gen He, investigador del laboratorio de Greengard, muestra que esta proteína aumenta de forma drástica la producción de beta amiloide, y que al bloquearla en ratones genéticamente modificados se evitaba la formación de placas cerebrales que intervienen en el desarrollo de la condición.
Greengard advirtió que Gleevec se elimina muy rápidamente del cerebro como para prevenir la enfermedad de Alzheimer “por su cuenta”, pero el experto cree que las empresas farmacéuticas podrían hallar formas de que el fármaco permanezca activo en el cerebro por más tiempo.
\»El desarrollo de compuestos que funcionan como Gleevec, pero que tengan la capacidad de pasar la barrera sanguínea cerebral y apuntar a la proteína activadora de gamma secretasa podría revolucionar el tratamiento de esta enfermedad\», indicó Greengard en un comunicado.
El científico destacó que Gleevec podría modificarse químicamente para que no sea eliminado de manera rápida. “Estoy seguro de que al publicarse nuestro estudio, una serie de compañías farmacéuticas tratarán de hacer exactamente eso\», añadió.
La proteína activadora de gamma secretasa es más específica que otros medicamentos que se usan contra la afección, ya que apuntan a la gamma secretasa directamente. Eso se debe a que la proteína no interfiere con el Notch, un sendero de señalización celular vital, que juega un papel central en el desarrollo del sistema inmune, precisó el experto.
\»Se sabe que la gamma secretasa no solo fabrica beta amiloide, sino que también genera muchas otra sustancias que son vitales para la supervivencia de nuestras células\», explicó Greengard sobre el fracaso de los fármacos que apuntan directamente a ella.
La enfermedad de Alzheimer es una condición letal que afecta a 26 millones de personas en el mundo, ofrece un mercado tentador para las compañías farmacológicas, pero hasta el momento ha demostrado ser un blanco complejo. En la actualidad, los fármacos disponibles tratan los síntomas, pero no pueden atacar de forma definitiva el deterioro mental que elimina en las personas que sufren la enfermedad la capacidad de pensar y cuidarse por sí mismos.
Chicago, septiembre 2/2010 (Reuters)