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Los esfuerzos para vencer el hambre crónica y las enfermedades que afectan a más de mil millones de personas en el mundo pueden ser vanos si no se lucha al mismo tiempo contra el cambio climático, advirtió un informe.
Las decisiones gubernamentales y empresariales que se tomen a corto plazo para afrontar el aumento de temperatura debido a la actividad económica determinarán el estado del planeta en 2030, según este documento confeccionado por la ONG Forum for the Future con apoyo del gobierno británico.
\»Si no se actúa inmediatamente, el cambio climático amenaza con echar por tierra años de trabajo contra la pobreza en los países en vías de desarrollo\», indicó el ministro para el Desarrollo Internacional británico, Stephen O\’Brien.
El informe, que presenta cuatro hipótesis al respecto, estima que los países pobres corren el riesgo de ser las primeras y peores víctimas del cambio climático, independientemente de lo que ocurra en los países ricos.
En la primera de sus hipótesis, alrededor de 2030, algunos países socialmente pobres, pero ricos en recursos, prosperaron, mientras que el mundo sigue desarrollándose en base al uso intensivo de energías que provocan efecto invernadero.
Sin embargo, estas economías son las que más sufren el impacto de la lucha contra este efecto invernadero, al convertirse dicha lucha en una prioridad mundial. El mundo rebosa entonces de refugiados climáticos.
En su segunda hipótesis, el documento describe un panorama general de estancamiento económico tras una guerra en Medio Oriente que provocó un aumento del precio del petróleo a 400 dólares el barril. La alimentación es una preocupación mundial, en particular en los países pobres.
Según una tercera hipótesis, la escasez desembocó en un control estatal de la energía, el agua, la comida o el acceso a la tierra fértil. Cuando la política estatal es equitativa, la mayoría de la población recibe lo necesario para vivir, pero sus libertades individuales se reducen sensiblemente.
En África y Eurasia, los insectos sustituyeron a la carne como fuente de proteínas de cientos de millones de personas y las tensiones para obtener recursos desembocan en violentos conflictos.
La cuarta hipótesis es la única en la que los países con bajos ingresos prosperan.
Gracias a un impuesto a las transacciones financieras internacionales de 0,05%, los países anteriormente pobres transformaron radicalmente el uso de las energías para reducir sensiblemente el efecto invernadero merced, entre otras cosas, a un mejor uso de ciertas tecnologías.
Algunas regiones de África y Asia Central proveen un 40% de la energía solar del mundo.
Muchas multinacionales transfirieron sus operaciones a países con bajos ingresos para aprovechar el bajo precio de la mano de obra y la energía.
París, julio 23 (AFP)